La TV estatal rusa censuró imágenes de la matanza

La cobertura televisiva del drama de Osetia del Norte, que mantuvo en vilo al país desde que el miércoles un grupo de terroristas tomó más de mil rehenes en la escuela de Beslán, ha sido duramente criticada.

Hubo censura, como lo demuestra el hecho de que algunas televisiones extranjeras mostraron imágenes filmadas por el canal estatal Rossía, mientras éste se veía obligado a guardar silencio.

A diferencia de lo que sucedió cuando se desarrollaba el secuestro del teatro Dubrovka, hace dos años, esta vez las televisiones se demoraron mucho en cambiar la programación que ofrecían. Así, continuaron emitiendo películas, seriales y toda clase de programas ligeros, al tiempo que cientos de niños vivían un infierno a manos de sus secuestradores.

El viernes, mientras la cadena estadounidense CNN seguía en directo el desenlace de la tragedia, los canales estatales rusos ORT y Rossía emitieron durante más de una hora un película y el programa El mundo de las aventuras, respectivamente. Y lo hacían no porque no tuvieran imágenes que mostrar -ORT había enviado siete equipos de filmación a Beslán y Rossía, cuatro-, sino porque en Moscú decidieron que aún no era tiempo.

"Si nuestras autoridades sacaron alguna lección del teatro de Dubrovka, ésta consiste en poner trabas a los periodistas y mantenerlos lo más alejados posible del lugar de los hechos, dando a cambio escuetas informaciones oficiales o simplemente no dando ninguna información", escribía ayer Irina Petróvskaya en el prestigioso diario Izvestia.

Los dirigentes de los canales televisivos, teniendo en cuenta que a raíz de la cobertura de los acontecimientos en Dubrovka fueron acusados de dar información a los terroristas al mostrar en directo el movimiento de tropas, "aprendieron que no debían sembrar el pánico, aprendieron a mentir, a callar la verdad en aras de los intereses estatales y en detrimento de los intereses de la sociedad a la que deben informar", continuaba Petróvskaya.

"Peticiones" de Moscú

El diario Kommersant, por su parte, afirma que los periodistas de la cadena NTV, que pertenece a Gazprom, el monopolio del gas ruso controlado por el Estado, reconocieron que sus jefes de Moscú les "pidieron" que no mencionaran el número de muertos antes del anuncio oficial de las cifras.

El influyente periódico también llama la atención sobre el hecho de que el único representante de las autoridades que habló ante las cámaras durante todo el día del asalto fue Valeri Andréyev, quien encabeza los servicios de Seguridad de Osetia del Norte.

La única excepción a esta política del silencio y de la uniformidad fue Ren-TV, una pequeña compañía independiente. A pesar de sus limitaciones técnicas y de no tener equipos de filmación en Beslán, suspendieron la programación prevista y todo el tiempo sus corresponsales informaron por teléfono de lo que sucedía minuto a minuto, mientras en Moscú mostraban las imágenes de otros canales.

Además, la televisión ofrecía los últimos datos de todas las agencias y expertos invitados analizaban lo que ocurría. La cadena Ren-TV recordaba a NTV en sus tiempos de independencia, antes de ser aplastada por el régimen de Putin.