Las paradojas del fraguismo

Si, finalmente, Manuel Fraga Iribarne se presenta a las próximas elecciones al Parlamento gallego como candidadato del Partido Popular y las gana, acabará la legislatura con 87 años. Algo absolutamente insólito en la historia política europea.

En consecuencia, su candidatura se nos ha presentado a los gallegos como algo fruto de la excepcionalidad.

Pero el caso es que, aparte de la edad del candidato, lo único excepcional que yo veo son una serie de paradojas.

1. Fraga se presentó a las autonómicas de 1989 para sacar a Galicia de la crisis en que se suponía sumida después del tripartito. Las gana y gobierna cuatro años.

En 1993, la situación de Galicia era aún lo suficientemente delicada como para necesitar de un nuevo concurso de Fraga. Se presenta de nuevo, vuelve a ganar y gobierna otros cuatro años. Pero en 1997, y a pesar de afirmar lo contrario, Fraga vuelve a ser el candidato del PP, ya que la difícil tesitura del país, después de ocho años de gobernar Fraga, requería aún de sus servicios. Gana y vuelve a gobernar cuatro años.

Sin embargo, sorprendentemente, en 2001, ya en el siglo siguiente, las cosas no habían mejorado lo suficiente como para que el presidente no se viera obligado a un nuevo sacrificio. Y vuelve a ganar. Así que hoy, 15 años y varios billones de pesetas de presupuesto después (administrados además con mayoría absoluta, es decir, con responsabilidad absoluta), Fraga se postula de nuevo como candidato para solucionar los problemas dejados por 15 años de gobierno de... Fraga. Aquí hay algo que no funciona.

2. Por otro lado, Fraga se presentaría a las próximas elecciones por ser el mejor candidato de que dispone el PP en Galicia (véase 1), algo que, con humildad que les honra y también insólito en los anales de la política, han proclamado todos los otros candidatos posibles.

Pero existen rumores de que, si es elegido, Fraga abdicaría a mitad de legislatura... precisamente en uno de esos candidatos que no se consideran ahora capacitados para optar a la presidencia. Es decir, que los gallegos tendríamos al presidente capacitado disfrutando la jubilación, y al menos capaz... de presidente. Como ciudadano se me ocurren ideas mejores.

3. Si es cierto que Manuel Fraga Iribarne está dispuesto a presentarse, haciendo un nuevo sacrificio personal, el año próximo, para que Galicia no pierda, como él mismo ha dicho, "una oportunidad histórica" (véase de nuevo 1), sin duda deben de ser falsas las noticias divulgadas en la prensa de que no presentaría su candidatura de serle adversas las encuestas previas, pues la simple posibilidad de que Galicia pudiera cometer el error de prescindir de sus servicios debería incitarle a redoblar sus esfuerzos por que así no sea.