Los musulmanes de Francia condenan los secuestros de Irak
El ministro de Exteriores viaja a la zona para tratar de salvar a los periodistas amenazados
La amenaza de asesinato que pesa sobre dos periodistas franceses rehenes de un supuesto Ejército Islámico de Irak, que exige que se derogue la ley que prohíbe el velo islámico en las escuelas públicas de Francia, movilizó ayer a las autoridades políticas y religiosas de París, que rechazaron el chantaje de los secuestradores. Mientras, el ministro de Exteriores, Michel Barnier, se disponía a viajar a la región para tratar de obtener la liberación de los informadores.
El primer ministro, Jean Pierre Raffarin, se reunió por la mañana con los titulares de las carteras de Interior, Exteriores y Cultura y, por la tarde, con los de Educación, Defensa, con el portavoz del Gobierno, así como con el presidente de la República, Jacques Chirac, y los presidentes del Senado y de la Asamblea Nacional. Se abordó la crisis provocada por los secuestradores, que exigen al Ejecutivo francés que, en el plazo de 48 horas -se cumplirá hoy noche-, derogue "la ley que prohíbe el pañuelo islámico", porque constituye "una agresión contra la religión musulmana y las libertades individuales". Chirac anunció la partida inmediata del titular de Exteriores a la zona para realizar los contactos necesarios e intentar obtener la liberación de los secuestados.
La ley en cuestión, votada el pasado 15 de marzo, prohíbe los "signos religiosos ostensibles" en la escuela y su entrada en vigor está prevista para el próximo 1 de septiembre. "No es una ley dirigida contra nadie", dijo el ministro del Interior, Dominique de Villepin, "pues lo que asegura es la libertad de cada uno".
La exigencia del Ejército Islámico de Irak
es una novedad importante entre las hasta ahora presentadas por la galaxia de grupos paramilitares que operan en Irak, ya que comporta, por primera vez, una reivindicación ajena a la estricta territorialidad iraquí.
En su momento, el presidente Chirac advirtió de que la crítica francesa contra la aventura militar liderada por el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, "no es un seguro a todo riesgo", especialmente contra "atentados y secuestros". Y París siempre ha tomado en serio la amenaza de Ayman al Zawahiri, el supuesto número dos de Al Qaeda, para quien la citada ley francesa "denota el odio de los cruzados occidentales en contra de los musulmanes".
Principio de laicidad
Villepin convocó una conferencia de prensa con los miembros del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM) para exponer, con su aquiescencia, las razones en que se fundamenta la ley: "La historia de nuestro país ha estado marcada durante demasiado tiempo por los enfrentamientos religiosos. Sólo el principio de laicidad garantizado por la ley de 1905 [consagraba la separación entre Iglesia y Estado] nos ha permitido superar nuestras divisiones. Para nosotros representa la garantía de libertad de culto, el respeto a las creencias individuales y la afirmación de la neutralidad del Estado".
Dalil Boubakeur, rector de la mezquita de París y presidente del CFCM, dijo que "la ley es la ley y sobre eso no hay nada que decir". Para Boubakeur, el chantaje es "inmoral, incalificable", y estimó que los secuestradores "son la vergüenza del islam". Para Fouad Alaoui, de la radical Unión de las Organizaciones Islámicas de Francia (UOIF), "el dolor de Francia es nuestro dolor" y la amenaza "va en contra de la causa del islam".
El polémico intelectual musulmán Tariq Ramadan, próximo a las posturas de los Hermanos Musulmanes y al que ahora Estados Unidos le ha negado el visado de entrada, dijo que "el secuestro de los periodistas es, en sí mismo, un acto inaceptable y contrario a todos los principios del islam, sea cual sea la situación en Irak". Para Ramadan, "en los países democráticos las leyes y la política se debaten en el marco de una Constitución y de una República que permite el debate si se respeta el Estado de Derecho".
La organización Reporteros Sin Fronteras, por su parte, se dirigió al ayatolá Alí al Sistani y a la comunidad de ulemas musulmanes para que "hagan todo cuanto esté en su mano a favor de la liberación de los dos periodistas franceses, civiles protegidos por la Convención de Ginebra".
Los dos periodistas cuya vida es objeto de chantaje son Christian Chesnot, de 37 años y corresponsal de la radio pública francesa a la vez que del diario suizo Tribune de Genève, y Georges Malbrunot, de 41 años, enviado especial de Le Figaro, de la radio RTL y del también diario Ouest France. Ambos llevan años viviendo en la región y han escrito libros sobre sus problemas.
La clase política francesa en su conjunto también expresó su preocupación. El socialista François Hollande, tras insistir en que "no hay que ceder al chantaje", hizo un llamamiento "a una fuerte movilización de la opinión pública francesa".
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