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Valery Gergiev lleva la música rusa a la Quincena

Valery Gergiev (Moscú, 1953), uno de los directores de orquesta más aclamados del momento, aprovecha cada ocasión que se le presenta para hacer proselitismo de la tradición musical y artística de su país. No sólo con sus declaraciones -"Rusia no es un país difícil, ni un país pobre. Rusia no es Nigeria, que no tiene ni el Museo Hermitage ni el Teatro Mariinsky", dijo en una de sus últimas comparecencias en España-; también con los programas de concierto. Hoy dirigirá, dentro de la Quincena Musical y en el auditorio Kursaal de San Sebastián, la interpretación de Cuadros de una exposición, de su compatriota Modest Mussorgsky (1839-1881), por parte de la Orquesta Filarmónica de Rotterdam y mañana, la de Romeo y Julieta, de Sergei Prokofiev.

Gergiev, titular de este conjunto desde 1993, responsable del Teatro Mariinsky de San Petersburgo y principal director invitado de la New York Metropolitan Opera, ha dedicado muchas horas a profundizar en la obra de este compositor. "Sergei Prokofiev", ha dicho en más de una ocasión, "es uno de los compositores más ignorados". Por eso difunde su obra por todo el mundo. Y también por eso creó un festival que lleva su nombre.

La presencia de Gergiev en la Quincena ha levantado gran expectación. Ayer apenas quedaban dos entradas de las 1.800 puestas a la venta para el concierto de hoy, que incluye además en el programa piezas de Ravel -Alborada del Gracioso, La valse y Concierto para piano y orquesta en sol mayor- y la presencia del pianista Alexander Melnikov como solista. Y aún restaban 18 pases para ver en directo el trabajo de un director que hace campaña por fomentar la educación musical desde la base. "En Brasil, el fútbol es un arte, algo que forma parte del tejido popular", dijo en enero horas antes de su concierto en Tenerife. "Con la música sucede lo mismo en Rusia: instituciones como el Teatro Kirov, el Mariinsky o el Bolshoi son los andamios que ponemos para sostener una tradición profundamente arraigada en nuestra cultura. Nosotros no compramos a los artistas, los formamos", sentenció. "¿Con qué fin? Para asegurar la continuidad de la tradición", se contestó.

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