"Los 'best sellers' son terapéuticos"
Una, Susana Prieto, a mi vera, en Madrid. Lea Vélez, contesta por el manos libres del teléfono desde Brighton (Reino Unido) y se funde en la conversación.
Pregunta. Escritoras a cuatro manos. ¿No se tiran los trastos?
Lea Vélez. Estamos sincronizadas en lo que nos gusta y lo que no.
Susana Prieto. Es tan difícil encontrar una buena compañera como encontrar un buen marido. Lea es mi media naranja creativa.
P. ¿Cómo se organizan?
L. V. Hablamos mucho y cuando se nos ocurre todo en voz alta nos lo dividimos y lo escribimos.
S. P. Lo importante es que no tenemos vergüenza una delante de la otra y no nos importa soltar bobadas.
L. V. Trabajar así es muy bueno para el ego también. Si nos ponemos a analizar qué se le ha ocurrido a cada una de nosotras no sabríamos responder.
P. No, si ser dos tiene muchas ventajas.
L. V. Claro, fuerza moral también, una refuerza a la otra cuando cualquiera de las dos decae. Y también frente a las críticas, cuando nos atacan, somos dos.
P. Con esas armas han tramado El desván. ¿Qué es? ¿Un libro o un McGuffin, que diría Hitchcock?
L. V. Un McGuffin que se ha convertido en libro. Un objeto que era ficticio, parte de una trama en la serie Luna negra y que ahora es real y se puede comprar.
P. Y un best seller. ¿Desde el principio lo tramaron como tal?
L. V. La estructura de un best seller es de telenovela. Es el terreno que pisamos y dominamos. Tenemos que atrapar al espectador y nos gusta enganchar al lector con finales inesperados, intrigas e historias de amor.
P. O sea, que para ustedes eso es fácil.
S. P. No creas, los best sellers tienen estructuras muy férreas. Hay que hacerlos bien para conectar con el gusto de los lectores, a los que tenemos, ante todo, muchísimo respeto.
P. Y venden sin promoción.
L. V. No nos han hecho ni caso. No nos han tomado en serio. Nuestra novela tiene de todo, misterio, guerra civil, amor... pero algunos la ven como romántica y ese género está mal visto. A las editoriales les da vergüenza. Tampoco imaginaban la repercusión. No es además una historia fácil de clasificar, en cada librería está en una sección diferente.
P. ¿Qué literatura consumen?
L. V. Yo soy la parte anglófila, siempren me han gustado los Graham Greene, los Bukovski, Carver, Tom Wolfe, Phillip Roth.
S. P. A mí me gusta el realismo mágico. Me eduqué en Guatemala, troté por Centroamérica, conozco la selva, los espíritus, las leyendas; me gustan García Márquez, Isabel Allende, Sábato.
P. Es decir, que Lea va al grano y usted, Susana, adorna.
S. P. Sí, algo así. Yo decoro, luego viene Lea a cortar y queda mucho mejor.
P. ¿Va a seguir el laboratorio?
L. V. Claro. Siempre estamos haciendo un poco de todo. Somos como el perro de Paulov, trabajamos por reacción, con encargos.
P. ¿Están con otra novela?
S. P. Sí, entre otras cosas. Hemos terminado una obra de teatro también.
P. ¿Y cine?
S. P. Hicimos un guión para la primera película del grupo Yllana.
P. ¿Qué es imperdonable en un best seller?
L. V. Que aburra, que cueste trabajo pasar la página.
P. ¿Y por qué creen que existe cierto desprecio por esa manera de abordar los libros en España?
L. V. A nosotras no nos preocupa que nos clasifiquen como autoras de best sellers. Nos molesta que se trate a patadas al público que lo consume en masa. Que sea un género mayoritario, además, no quiere decir que no tenga rigor e interés. Yo estoy a favor del escapismo y ese tipo de libros lo dan. Tienen propiedades terapéuticas.
P. ¿Cada vez lee más gente?
L. V. Nosotras lo hemos comprobado en nuestra empresa. El desván lo han leído desde los recepcionistas a las limpiadoras.
Latina y anglófila
Se entienden a la perfección aunque vienen de mundos distintos. Susana Prieto creció en Centroamérica, a la vera de su familia diplomática; Lea Vélez es madrileña y anglófila de elección: su pareja es de Brighton. Después de haber escrito más de 300 horas de televisión juntas, han decidido publicar una novela, El desván (Plaza y Janés). Y sin un minuto de promoción han vendido ya 50.000 ejemplares. Y siguen...
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