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La policía rusa halla restos de explosivos en uno de los dos aviones siniestrados

Los indicios apuntan a que el otro aparato también fue derribado por un atentado terrorista

El Túpolev-154 que el martes por la noche volaba desde Moscú a Sochi, en la costa del mar Negro, fue víctima de un atentado terrorista. Todas las dudas se disiparon ayer, cuando el portavoz del Servicio Federal de Seguridad (antiguo KGB), Serguéi Ignátchenko, anunció que se habían encontrado huellas de hexónego -ciclotina o RDX-, sustancia que se usa como explosivo. En cuanto a la tragedia del otro avión, que se estrelló prácticamente al mismo tiempo que el anterior y que iba a Volgogrado, también pudo haber sido causada por una bomba accionada por una suicida.

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Los técnicos de los servicios secretos rusos encontraron rastros de ciclotina mientras estaban realizando un nuevo examen minucioso de los restos del avión Tu-154. Esta sustancia es conocida como explosivo y, según dijeron las autoridades desde el principio después de los sangrientos atentados terroristas de septiembre de 1999, fue utilizada para hacer volar por los aires varios edificios de viviendas en la capital rusa.

Se sospecha que el artefacto explosivo fue detonado en el avión que iba a Sochi a más de 10.000 metros de altura por una mujer de apellido caucásico, cuyos parientes son los únicos que no han contactado con el gabinete de crisis especialmente creado para ayudar a los familiares de las víctimas de la tragedia aérea.

El pasaje había sido expedido a nombre de Dzhebirjánova S., sin que se especificara su nombre ni su patronímico, ya que, según Yevgueni Filianin, portavoz de la compañía aérea Sibir, a la que pertenecía el Tu-154, "no es obligatorio hacerlo cuando la persona reserva con anticipación el vuelo correspondiente". Por esa misma razón, la compañía puede no anotar los datos del documento de identidad. Debido a ello, no se sabe quién era esa mujer, que había reservado con anterioridad pasaje para el vuelo de la mañana del miércoles y a última hora lo cambió para la noche del martes.

Las autoridades aeronáuticas han ordenado, a raíz de esta catástrofe, registrar obligatoriamente los nombres completos de los pasajeros, acompañados de los datos que figuran en sus documentos de identidad.

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Alerta de secuestro

Mientras tanto, un empleado del Servicio de Controladores de la Ruta Sur de Rusia aseguró ayer que el sistema de alarma de secuestro por piratas aéreos se activó el jueves en tierra tres veces, y que después de ello el Tu-154 con destino a Sochi desapareció de los radares. En declaraciones a la agencia oficial Itar-Tass, esa persona, cuyo nombre ni fue facilitado por la agencia, explicó que dicho sistema entra en funcionamiento "sólo cuando un miembro de la tripulación aprieta el botón correspondiente". El avión tiene una serie de botones para dar la alarma, tanto en la cabina como en la zona de pasajeros, que pueden apretarse sin que los piratas aéreos se den cuenta.

Hay también muchas posibilidades de que una terrorista suicida viajara en el Túpolev-134 que volaba a Volgogrado. Hasta ahora no se había contabilizado a una pasajera -lo que eleva el número de víctimas de la doble tragedia aérea a 90- y su cuerpo no había sido encontrado. La supuesta terrorista suicida es Amanti Nigáyeva, una chechena de 27 años con residencia oficial en Grozni.

Según han podido determinar los órganos de seguridad, Nigáyeva fue la última pasajera en comprar el pasaje a Volgogrado en el aeropuerto moscovita de Domodédovo, una hora antes de que el avión despegara. Nadie la esperaba en el aeropuerto de Volgogrado. Ayer por la tarde se informó desde la provincia de Tula, donde se estrelló el Tu-134, de que hallaron los restos de una mujer, que según todos los indicios pertenecen a la joven chechena.

Gran parte de los pasajeros del avión que iba a Volgogrado eran personas importantes, lo que explica que el Tu-134 lo pilotara Yuri Baichkin, director general de Volga Aviaexpress, la compañía aérea a la que pertenecía la aeronave. Entre los que que viajaban había varios dirigentes provinciales, así como dos banqueros y dos funcionarios de filiales de la importante petrolera Lukoil.

Acción coordinada

Si se comprueba que los aviones fueron víctimas de atentados cometidos por chechenas suicidas, significará que la acción tiene que haber sido coordinada por un grupo terrorista, que ordenó hacer detonar las bombas a la misma hora. Por de pronto, las llamadas Brigadas Islambuli se han atribuido las explosiones de los aviones rusos ocurridas el martes por la noche.

En el comunicado de esa organización terrorista difundido a través de Internet se acusa a los rusos de matar a musulmanes en Chechenia y se advierte de que habrá una serie de otros atentados con el fin de ampliar su apoyo a la guerrilla separatista. El nombre de esta organización había surgido sólo una vez anteriormente, cuando las Brigadas Islambuli de Al Qaeda reivindicaron el intento de asesinato del primer ministro paquistaní, Shaukat Aziz.

Familiares de un pasajero israelí fallecido en el siniestro del Tu-134, ayer durante el funeral en Moscú.
Familiares de un pasajero israelí fallecido en el siniestro del Tu-134, ayer durante el funeral en Moscú.EFE

El recurso de las mujeres suicidas

Si se comprueba que las bombas en los aviones fueron detonadas por Dzhebirjánova y Nigáyeva, significaría que la mujer chechena se ha convertido en el arma más letal de la guerrilla islámica separatista. Perseguidos en las montañas y mermadas sus filas, los independentistas extremistas han apostado hace ya tiempo por lo que se ha dado en llamar palestinización de su lucha, es decir, el uso de suicidas para atacar al enemigo.

La mayor parte de los atentados terroristas con bomba atribuidos a la guerrilla chechena han sido cometidos por mujeres kamikazes o con su participación. Mujeres, por lo general viudas de guerrilleros muertos por los rusos, se han inmolado en autobuses y fiestas en Chechenia, pero han sido utilizadas principalmente para los ataques fuera del Cáucaso, ante todo en Moscú. Un grupo de chechenas formaba parte del comando suicida que en octubre de 2002 tomó el teatro de Dubrovka en Moscú. Mujeres chechenas fueron también las que se inmolaron en el festival de música en el aeródromo moscovita de Túshino, en el verano del año pasado, y en diciembre, junto al hotel National, a pocos metros de la Duma Estatal.

La novedad de los últimos atentados sería que por primera vez la guerrilla chechena elige como blanco aviones de pasajeros. Anteriormente, sólo hubo un incidente con una aeronave. Ocurrió en noviembre de 1991 y en él debutó Shamil Basáyev, el ya legendario comandante guerrillero que se convertiría en el hombre más buscado de Rusia.

Basáyev y sus compañeros secuestraron un Túpolev 154 y lo desviaron a Turquía. El objetivo era, según Basáyev, protestar por la declaración por parte de Rusia del estado de excepción en Chechenia. Ankará entregó los piratas a Grozni y el avión a los rusos. Después de esta primera hazaña, Basáyev fue nombrado comandante de una unidad militar de élite de Dzhojar Dudáyev, el primer presidente checheno.

Y ahora Basáyev no sólo encabeza la resistencia contra las tropas federales, sino que ha creado grupos de mujeres suicidas que envía a cometer atentados terroristas con el fin de llevar la guerra, como lo ha prometido, al corazón de Rusia.

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