Argentina degrada a la NBA
Estados Unidos, torpedeado por Ginobili y Herrmann, confirma su regresión y se despide del título
Argentina bailó ayer un tango histórico, de una manera espectacular. En un partido maravilloso, jugado con la máxima autoridad, Ginobili rompió un mito, destrozó a Estados Unidos. Por primera vez, desde que en 1992 se formó aquél maravilloso dream team de Magic Johnson, Larry Bird y Michael Jordan, el combinado de la NBA se queda sin la medalla de oro de los Juegos, sin la posibilidad de jugar siquiera la final. Estados Unidos ya no es el mejor. Con la misma medicina que los americanos utilizaron contra España en cuartos, la brava Argentina les arrebató el puesto en la final. Juego duro, juego inteligente y gran acierto desde la línea de tres. Estados Unidos fue incapaz de aplicar la receta mágica porque Argentina se lo impidió para regocijo de la mayor parte del público. Los americanos no sólo han perdido el respeto de los rivales, sino también la admiración de un público cansado de autosuficiencia y desprecio.
ARGENTINA 89 - ESTADOS UNIDOS 81
Argentina: Sánchez (4), Ginobili (29), Nocioni (13), Oberto (6), Wolkowyski (3) -cinco inicial-, Montecchia (12), Sconochini (0), Scola (10), Delfino (0), Fernández (1) y Herrmann (11).
Estados Unidos: Marbury (18), Iverson (10), Jefferson (7), Odom (14) y Duncan (10) -cinco inicial-; Boozer (8), Marion (9), Wade (2), Stoudemire (0) y James (3).
Árbitros: Bultó (España) y Sutolovic (Serbia). Eliminaron por faltas personales a Montecchia y Duncan.
Pabellón OAKA. Unos 14.000 espectadores.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
24-20
19-18
27-19
19-24
Como ya sucedió en el Mundial de Indianápolis, Estados Unidos nunca dio la impresión de poder ganar. Argentina se fue al descanso sintiéndose superior, mandando en el marcador (43-38). Durante los dos primeros cuartos había maniatado a los americanos de la mano de un Ginobili espectacular. El escolta argentino de los Spurs hizo lo que quiso y todo bien. Con batuta maestra dirigió la armoniosa orquesta argentina. Él bombardeó desde la línea de tres y a Oberto lo mandó a sacar petróleo bajo el aro estadounidense. Scola y Nocioni siempre estaban ahí, para atrapar un rebote, para incordiar a Duncan. Desesperado, el pívot de los Spurs se marchó al banco cargado con tres faltas nada más iniciarse el tercer cuarto. Y de ahí ya no se movió hasta el último periodo. Lista, Argentina metió la directa. Estados Unidos se mareó. No sabía por dónde atajar. Si tapaba a Ginobili, Oberto hacía un agujero en la zona. Si ataba a Oberto, Ginobili les destrozaba desde la línea de tres. La misma réplica que Estados Unidos utilizó ante España, le sirvió a Argentina ante el equipo de Larry Brown. Ni Marbury, ni Jefferson, ni Iverson diron noticias. Consumidos tres cuartos, su equipo sumaba tres triples en nueve intentos. Se vieron obligados a bregar bajo el aro. Argentina se había escapado (56-40). No le fue del todo mal. Con la ayuda de Iverson y Marion, que por fin vieron aro, Estados Unidos se acercó. Parecía que Argentina flaqueaba.
Fue una falsa impresión. Comenzó un nuevo bombardeo, que culminó Ginobili con un triple imposible y Marbury, desesperado, haciéndole falta. 70-57 para iniciar la agonía final. Se resistía Estados Unidos, pero ya se sentía perdedor. Salió Duncan para intentar arreglar el desaguisado y, a los cinco minutos, dijo adiós al partido. Su rostro lo decía todo. Estados Unidos se había hundido. Había tiempo y posibilidad de remontar (76-65) pero el sucedáneo del dream team ya no tenía recursos. Argentina los bailó. Montecchia tomó el relevo de Ginobili y Herrmann apareció de forma estelar. Se hizo el amo de la zona, capturó rebotes y anotó. Y, como regalo, dejó una bandeja, elevándose ante todos los pívots, atónitos, de Estados Unidos, que sólo Scola, con un gran mate final, pudo igualar. Argentina bailó el tango y toda la grada la acompañó.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.