Maragall convoca la primera cumbre de la 'eurorregión' en octubre en Barcelona

La eurorregión hispano-francesa tantas veces invocada por Pasqual Maragall, presidente de la Generalitat de Cataluña, está a punto de nacer políticamente. Maragall ha convocado su primera cumbre para octubre en Barcelona, y su Gobierno pretende que sirva para constituir una institución que represente a los territorios que en la Edad Media formaron la Corona de Aragón, hoy repartidos entre Francia, España y Andorra. Se trata de Cataluña, Aragón, Comunidad Valenciana, Baleares, Andorra y las regiones francesas de Languedoc-Rosellón y Midi-Pyrénées.

Maragall lleva años formulando la idea de eurorregión que ayer propuso institucionalizar durante la clausura de la Universidad Catalana de Verano, celebrada en Prada de Conflent, en el sur de Francia. Su proyecto es visto con recelo tanto por determinados sectores del PP, que lo asocian al pancatalanismo por su vinculación simbólica con la Corona de Aragón, como, paradójicamente, por grupos nacionalistas, que temen que entierre su vieja reivindicación de los llamados Països Catalans.

Una veintena de jóvenes nacionalistas trataron de boicotear el parlamento de ayer de Maragall al grito de "¡No a la eurorregión, Països Catalans!".

Para el presidente de la Generalitat, en cambio, la necesidad de dar un empuje institucional a la eurorregión es ineludible para afrontar la globalización cuando "las fronteras han desaparecido y se han convertido en bisagras". La promovía cuando era diputado de la oposición y ahora se propone darle un empujón institucional con la primera convocatoria de las autoridades de esta zona y con la creación de un organismo que las represente conjuntamente por vez primera desde el siglo XVII. Maragall se atrevió incluso a sugerir un nombre: medio en broma medio en serio, la bautizó como Región Europea del Canigó, la montaña del sur de Francia que ocupa un puesto de honor en el imaginario del catalanismo.

El Gobierno catalán ha invitado a la primera cumbre oficial de la eurorregión a las regiones francesas de Languedoc-Rosellón y de Midi-Pyrénées; y las comunidades de Aragón, Islas Baleares y Comunidad Valenciana y Andorra. El jefe del Gobierno andorrano, Marc Forné, arropó ayer la idea de Maragall y propuso preparar una candidatura conjunta -Andorra, Pirineos franceses y Pirineos españoles: la eurorregión- para optar a organizar unos Juegos Olímpicos de Invierno. También el presidente del Consejo de los Pirineos Orientales y vicepresidente del Languedoc-Rosellón, Cristià Bourquin, confirmó su interés por la iniciativa.

Valencia, desmarcada

Maragall espera que todos los territorios estén presentes en la cumbre de Barcelona. Aunque la Comunidad Valenciana, gobernada por el PP, se ha desmarcado del proyecto, Maragall cree que acudirá al encuentro. La implicación de Baleares, también con Ejecutivo popular, es una incógnita, aunque el presidente catalán dio por hecho que acudirá al encuentro. Aragón y Andorra han expresado su apoyo a la propuesta y las dos regiones francesas también, según la Generalitat.

Maragall reiteró el fondo económico, social y cultural del proyecto, pero al mismo tiempo dejó claro que tiene unas raíces filosóficas que van más allá del utilitarismo. Según su análisis, los esquemas centrados sólo en los estados-nación han pasado a la historia ante la desaparición de las fronteras en la Unión Europea, lo que exige "un cambio radical de ciertos paradigmas del sistema de gobernación", precisó.

La institucionalización de la eurorregión que propone Maragall no es una mera plataforma administrativa o un simple consorcio comercial. Él mismo la revistió de gran trascendencia: "Ésta es la hora de la construcción institucional; son estos momentos históricos que tardan en llegar, pero que finalmente llegan, y que permiten moldear y crear nuevas instituciones, dar nombre a las cosas". Por si quedara alguna duda, añadió que para que la eurorregión cuaje "tiene que haber un diseño político, una intención, para que el camino de la historia se acorte y avance más deprisa".

"La frontera [entre España y Francia] ya no existe, y esto es un hecho de consecuencias incalculables, que no hemos acabado de interiorizar", afirmó.