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Reportaje:

Cosas antiguas y modernas, de poco y mucho precio

Vic ofrece en su feria de antigüedades productos que cuestan entre 3 euros y 40.000

Amantes de las antigüedades procedentes de toda España llegan estos días al recinto ferial El Sucre de Vic, en la comarca de Osona, en busca de la pieza soñada. Molinillos de café, lavadoras manuales, relojes, borceguíes, cómodas, receptores de radio, aparejos agrícolas y objetos de todo tipo y época hacen las delicias de los visitantes de la feria Vicantic, que abrió sus puertas el pasado sábado y seguirá hasta el próximo domingo.

El museo de juguetes y autómatas que se inaugurará el 5 de septiembre en Verdú (Urgell), es uno de los reclamos más importantes de la decimotercera edición de Vicantic. Su impulsor, el galerista de arte de Barcelona Manel Mayoral, aprovechaba la feria de la capital de Osona para presentar algunas de las piezas que formarán parte del nuevo equipamiento cultural. Entre las más apreciadas, destacan el grupo de juguetes realizados por los artesanos conocidos con el nombre de Llauners de Gràcia, de Barcelona, de grandes dimensiones y cuyo origen se sitúa a principios del siglo XX. También el grupo de autómatas de la misma época procedentes de las desaparecidas Atracciones Apolo, de la avenida del Paral.lel.

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Los expositores de Vicantic estaban satisfechos del inicio de la feria por el goteo constante de visitantes que entraban en el recinto, la mayoria de ellos con un objetivo concreto: desde quien buscaba las monedas de oro y plata de la boda real entre el príncipe de Asturias y Letizia Ortiz hasta quien ansiaba un reloj de bronce del siglo XIX, valorado en 6.000 euros, o dibujos de los pintores Dalí y Sert, a la venta desde 15.000 hasta 40.000 euros.

El mueble catalán de antaño continuaba ocupando un destacado lugar en la feria, pero en Vicantic también se pueden encontrar objetos a partir de tres euros. De hecho, el anticuario zaragozano Federico Parra, presidente del comité que revisa las piezas que se exponen en la feria, comenta: "No todos los visitantes son coleccionistas o aficionados a las antigüedades, hay quien visita la feria porque se encuentra en la ciudad o por curiosear, pues realmente vale la pena darse una vuelta por el recinto y ver la gran y diversa cantidad de objetos que se exponen".

Parra resalta: "A la gente le gusta Vicantic porque es como un museo etnográfico que refleja la historia del pueblo catalán, pero a diferencia de un museo, las piezas se pueden tocar". La mayor parte de los 76 expositores de la feria son almonedistas. Se considera antigüedad la pieza que tiene más de un siglo, mientras que las piezas del almonedista no pueden llegar a los 100 años. Completan la feria libreros, restauradores y numismáticos.

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