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Reportaje:

Estudiar en la 'bibliosauna'

Trabajadores y usuarios de la Biblioteca General de Navarra soportan temperaturas superiores a los 30º

Le llaman la saunoteca y la bibliosauna. Es la vieja Biblioteca General de Navarra, sita desde hace 33 años en la céntrica plaza de San Francisco de Pamplona, cuya temperatura interior ha llegado a alcanzar este verano los 31º, por encima de los 27º de máxima permitida por la legislación laboral para trabajar en lugares cerrados.

Sus 13 empleados han denunciado ante la Inspección de Trabajo las condiciones en que se ven obligados a desempeñar su labor. Los estudiantes, que llenan cada día el recinto, con una media de mil usuarios, también sufren los rigores de un verano caluroso y de la falta de aire acondicionado. El Gobierno foral asegura que se trata de una estratagema sindical motivada por la obligación, desde este año, de atender al público por las tardes, aunque reconoce que la temperatura es excesiva.

Los empleados cifran en más de cien las quejas de ciudadanos, mientras el Gobierno las rebaja a 19

El pasado día 18, trabajadores y usuarios de la Biblioteca se concentraron a media mañana ante su puerta para protestar por el "asfixiante" calor. Delegados de las centrales Afapna, Asit, CCOO, ELA, LAB y UGT convocaron la movilización, secundada por unas 25 personas y que hoy se repetirá ante la sede del departamento foral de Cultura."Es un problema viejo que fue denunciado en junio ante la comisión de personal de la Administración foral y el Gobierno sin que se haya solucionado", señala Sabino Cuadra, representante de la comisión de personal. La vieja biblioteca carece de aire acondicionado. Según la denuncia ante la Inspección de Trabajo, la humedad relativa ha superado el 70% y el 75% en muchas jornadas de verano.

Gobierno y trabajadores se acusan mutuamente de esconder los verdaderos motivos de esta situación. "Por vez primera la biblioteca está atendiendo a los ciudadanos ininterrumpidamente de 08.30 a 20.30 en julio y agosto", señala Javier Itúrbide, director del servicio de bibliotecas del Ejecutivo. "Eso no se había hecho nunca y en ese 'nunca' está la clave de la protesta". Los empleados lo niegan. "La Administración foral proporciona un servicio público de baja calidad", afirman. "Nos ha cambiado los turnos de verano, se ha aumentado el horario de trabajo, pero se mantiene la misma plantilla".

Para los sindicatos, el argumento de que se va a construir una nueva biblioteca en el barrio de Mendebaldea, según el preacuerdo firmado por el Ayuntamiento y el Gobierno regionalista en mayo, es un modo de soslayar el problema a la espera de que el verano finalice y las temperaturas desciendan. "Hemos mejorado el servicio ampliando el horario. Los sindicatos no estaban de acuerdo y ahora buscan argumentos para erosionar la imagen de la biblioteca", añade Itúrbide.

El director de bibliotecas recalca que instalar aire acondicionado supondría cerrar durante meses el edificio y repite que éste es el primer verano en el que los trabajadores se han quejado. Agrega que propuso por carta al personal medidas alternativas, como colocar ventiladores, una iluminación más fría o rotar a puestos más frescos situados en el sótano.

Los empleados responden que, como otros años sólo se abría por las mañanas, no se alcanzaban las temperaturas que ahora padecen a partir del mediodía. Según los trabajadores, más de cien usuarios han presentado quejas, que el Gobierno rebaja a 19, de las que sólo tres aluden al excesivo calor.

"No existe ninguna garantía de que la Biblioteca General vaya a ir a otro lugar", subraya Cuadra. "El anuncio de la construcción de una nueva ha sido un modo de escudarse ante las deficiencias que padece la actual por la desidia gubernamental".

Itúrbide reconoce que no hay fecha para construir el nuevo edificio, pero añade: "Con independencia de que los sindicatos se manifiesten, me produce gran satisfacción ver que la biblioteca atiende a los ciudadanos todo el día y que está llena". En apenas medio mes de agosto se han prestado tantos libros como en todo agosto de 2003. La media diaria ha sido de 450 títulos, precisa.

"Es más difícil concentrarse, pero no tengo otro remedio si quiero estudiar; por eso traigo una botella de agua", asegura Iñaki, de 19 años. Los estudiantes niegan que la biblioteca se haya llenado como en años anteriores. "Bibliotecas como la de la UNED o la Universidad Pública de Navarra están climatizadas y ofrecen mejores servicios", afirma un grupo de jóvenes, que fuma en la puerta mientras bebe varias latas de refrescos. No todos los usuarios son de la misma opinión. Hay quien recela del frío de las máquinas y quien dice no notar el exceso de calor.

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