Un santuario que es el centro espiritual chií desde hace siglos
Alrededor del mausoleo de Alí, donde se cree que reposan los restos del primer imán del chiísmo, se fundó la ciudad de Nayaf. Hoy supera el medio millón de habitantes. Y más de dos millones de almas descansan en el cementerio de Wadi al Salam (valle de la paz), de 15 kilómetros cuadrados. "El más grande del mundo", aseguran los lugareños. Quien es enterrado en él, se eleva directamente al paraíso. Desde los primeros días de agosto, cientos de rebeldes se encuentran en el lugar privilegiado para esa ascensión: las batallas más cruentas de la segunda rebelión chií tienen lugar en el camposanto.
En las estrechas calles comerciales que rodean el santuario -hoy desiertas o con la única presencia de insurrectos del Ejército del Mahdi, la milicia de Múqtada al Sáder- infinidad de diminutos locales ofrecen todo tipo de mercancía. Pero abundan las tiendas en las que se venden las disdashas o yalabías, la típica túnica que visten los árabes. El colorido y la algarabía no difiere del de cualquier otra medina. En varios barrios, las callejuelas son tan estrechas que no resultará fácil desalojar a los rebeldes si éstos no claudican.
A 170 kilómetros al sur de Bagdad, se ha expandido, como es habitual en infinidad de poblaciones árabes, sin planificación urbanística alguna. La inmensa mayoría de las viviendas son unifamiliares y no suelen superar las dos o tres plantas. En los 10 kilómetros que van desde Nayaf hasta Kufa, donde suele predicar los viernes Múqtada al Sáder, las casas, locales comerciales y talleres se diseminan sin orden ni concierto.
Apogeo
Nayaf, junto a la también ciudad santa de Kerbala, emergió en el siglo XIX, bajo el dominio del Imperio otomano, como el principal centro de estudios para los clérigos chiíes. Pero Sadam Husein ordenó a principios de los años ochenta la detención o expulsión de los más respetados líderes religiosos. La ciudad iraní de Qom tomó el relevo y buena parte de los exiliados iraquíes se refugiaron en ella. Antes había sido al revés. Durante el régimen del sha Reza Pahlevi, el ayatolá Jomeini vivió la mayoría de su exilio, entre 1964 y 1978, en Nayaf
, ciudad que sufrió una brutal represión durante el alzamiento chií de comienzos de los noventa, y a la que se espera regresen en breve 4.000 clérigos desde Qom.
Tanto esta ciudad como Kerbala viven un repentino apogeo que les acarrea contratiempos. Sadam Husein prohibió durante años la libre peregrinación de los fieles chiíes a sus lugares santos. Hoy visitan las veneradas mezquitas por miles, cientos de miles incluso durante las celebraciones más sagradas de esta rama del islam. Y no están preparadas para acogerlos. No faltan los comerciantes que han convertido su establecimiento en pequeñas habitaciones para los forasteros. Sacan mucho más partido al local, pero algunos dirigentes han advertido de que escasean en ocasiones productos de primera necesidad que jamás habían faltado.
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