Tres heridos leves al estallar en Sanxenxo y Baiona dos bombas de escasa potencia
Interior cree que ETA ha enviado 'peregrinos' al Camino de Santiago para colocar los artefactos
ETA continuó ayer su campaña contra el turismo, esta vez en las playas de Galicia. Sobre las 12.20 de ayer, sendas llamadas a los diarios Gara y Faro de Vigo avisaron de la colocación de dos artefactos en las localidades de Sanxenxo y Baiona. La primera explosión se produjo a las 13.00 en el Club Náutico de Sanxenxo, ocasionando dos heridos leves. Cinco minutos más tarde, una segunda detonación tenía como escenario el nuevo puerto deportivo de Baiona. Un guardia civil sufrió una perforación de tímpano. Ya son siete las bombas colocadas por ETA en 14 días en la cornisa norte.
En las llamadas a los dos periódicos, los informantes se identificaron como miembros de la organización terrorista ETA. Este detalle y el hecho de que los dos artefactos fueran de características similares a los que la organización colocó en las últimas dos semanas en Asturias y Cantabria llevaron al Ministerio de Interior a condenar en un comunicado "la acción terrorista de ETA", sin ninguna duda.
Los dos artefactos explosivos, de escasa potencia, fueron colocados en sendos contenedores de vidrio. Fuentes de Interior señalaron que las primeras hipótesis indican que ambos explosivos son los utilizados en los atentados de este mismo verano en Asturias y Cantabria, aunque en cantidades más pequeñas. Además, habrían sido instalados con antelación a la fecha de su explosión.
Las Fuerzas de Seguridad sospechan además que los terroristas se habrían aprovechado de la mayor afluencia de peregrinos que hacen este año el Camino de Santiago para pasar inadvertidos por las rutas jacobeas.
En el caso de Baiona se investiga en especial la estrategia seguida para la disposición de la bomba, pues estalló en un área de acceso restringido a clientes y propietarios de los yates atracados en los muelles, por lo que se baraja la posibilidad de que uno de los operarios del puerto deportivo introdujese el contenedor con el artefacto ya en su interior, al retirar una unidad semivacía tras la recogida de los residuos del recinto.
Además, del guardia civil dañado en un oído por la detonación en Baiona, en Sanxenxo resultaron heridos Sergio Pérez Tomás -vecino de Teruel, quien estaba de vacaciones en la localidad y sufrió lesiones en su oído como consecuencia a los fragmentos de cristales disparados por la onda expansiva del artefacto- y Ramón Rodríguez Carballo, de Portonovo (Pontevedra), quien se dislocó el brazo. Ambos fueron trasladados al Hospital Montecelo de Pontevedra, donde recibieron asistencia médica. Además, dos portugueses, Armando Suares da Roca y María Herminda Santos Costa-Campos, tuvieron que ser atendidos por el susto provocado por la explosión.
El delegado del Gobierno de Galicia, Manuel Ameijeiras, que compareció por la tarde en rueda de prensa acompañado del subdelegado del Gobierno en Pontevedra, Delfín Fernández; el consejero de Justicia e Interior, Xesús Palmou, y el alcalde de Baiona, Luis Carlos de la Peña, apuntó que la relación entre las detonaciones en Galicia y los atentados anteriores es "una hipótesis muy razonable".
El alcalde de Baiona leyó un comunicado de condena aprobado por su corporación. En el texto, el Ayuntamiento se solidariza con Sanxenxo (donde pasa unos días de descanso Mariano Rajoy), considerando que los fines de las explosiones era "coartar la libertad de los ciudadanos pacíficos" y muestra su convencimiento de que "ETA no logrará sus objetivos".
Todos los líderes políticos gallegos se esforzaron en transmitir un mensaje de seguridad, en plenas celebraciones del Xacobeo 2004, un año en que Galicia ha visto incrementarse ostensiblemente el número de turistas respecto a campañas anteriores.
El delegado del Gobierno restó importancia a las informaciones que la semana pasada apuntaban a la presencia de miembros de la banda terrorista en la provincia de Pontevedra. "Siempre que se divulgan fotos de presuntos terroristas se producen testimonios en ese sentido", aseguró. Además, anunció que con motivo del programa jacobeo se había puesto en marcha un dispositivo policial especial. El portavoz nacional del Bloque Nacionalista Galego, Anxo Quintana, de visita en el lugar de los sucesos, pidió que nadie utilizase los sucesos "para hacer partidismo".
"Nada escandaloso. La explosión fue muy pequeña"
Dos horas después de la explosión de una bomba, cuya colocación fue asumida ayer por ETA, las terrazas del paseo marítimo de la localidad turística de Baiona, frente al nuevo puerto deportivo, estaban atestadas de nuevo, una vez que se había levantado el cordón policial que había cerrado a los paseantes el acceso al recinto donde estalló el artefacto.
Felipe Silva, un trabajador del puerto, reveló sus sospechas de que había sido él mismo quien introdujo el contenedor en el recinto, ya con el explosivo en el interior, puesto que salió a buscar al necesitar uno vacío. "Nos fijamos fuera y había dos [contenedores], uno que tenía bolsas de basura y otro con cajas de cartón, más vacío, que metí para dentro", explicó.
A pesar de la operación para evacuar las inmediaciones de los muelles que llevó a cabo ayer la Guardia Civil una media hora antes de la una de la tarde, minutos antes de que explotara el artefacto, algunos turistas se resistieron a abandonar la zona, ávidos de atisbar lo que ocurría.
Entre ellos estaban Manuel Quintana y su familia, veraneantes procedentes de Barcelona, quienes relataron: "Llegábamos justo a la playa próxima al Parador cuando nos dijeron que no se podía entrar, de manera que nos fuimos a la de enfrente pero no conseguimos ver nada". Sobre si sintieron miedo en algún momento de su mañana de playa, Quintana se muestra tajante: "¡No, que va! Si había mucha gente mirando, todo estaba controlado".
La escasa potencia del artefacto hizo que el suceso pasase inadvertido para muchos vecinos y visitantes de la localidad, incluso para aquéllos que se encontraban más cerca. Así, la británica Cheryl Wright, propietaria de uno de los yates atracados en el puerto deportivo mantenía, bien entrada la tarde, que "todo quedó en un susto, sólo fue una amenaza".
Carmen Ramírez, propietaria de una heladería-bocatería, situada a 500 metros del puerto, es una de los escasos testigos visuales de la explosión. Acudió a la calle alertada por una cliente portuguesa que había sido desalojada de los muelles. "Salí con la bandeja y lo vi, pero nada escandaloso. La explosión fue muy pequeña, sólo pedazos disparados, aunque me pareció ver que caía alguien", afirma. Mientras, un matrimonio madrileño acodado en la barra de su establecimiento reconocía que no se habían enterado de nada, hasta que lo escucharon por la radio. "Estábamos de compras", dijeron.
En la acera de enfrente, algunos curiosos se hacían ayer por la tarde fotografías apoyados en la barandilla del paseo, con el contenedor siniestrado como fondo. Carmen, bayeta en mano, auguraba: "La grande viene ahora".
Pero el delegado del Gobierno en Galicia, Manuel Ameijeiras, chafó su previsión, al asegurar a última hora de la tarde de ayer en un comunicado que se había restablecido la normalidad en las dos localidades gallegas.
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