Caos circulatorio y ruidos
El alcalde de Madrid, señor Ruiz-Gallardón, se ha propuesto, por lo visto, poner la ciudad, toda la ciudad, patas arriba.
Y, como diría algún célebre escritor: "Voto a Dios que lo consigue". Ahora estamos en pleno agosto, y con el descenso vacacional en la ciudad no se nota tanto, o al menos, se puede "respirar" aún, pero a tenor de lo programado, a partir del próximo mes de septiembre la vida en la capital se puede tornar una odisea muy difícil de superar.
Las obras en ejecución (que como sucede casi siempre, se "retrasarán ligeramente"), más las obras en proyecto, cuyo comienzo se prevé para ese mes, harán de Madrid una ciudad de tránsito caótico, ruidos y todo tipo de incomodidades, muy difíciles de soportar o sobrellevar.
Si a la operación asfaltado, que no haya finalizado aún, le sumamos la construcción del túnel de la risa paralelo (con la construcción de las nuevas estaciones de Sol y Alonso Martínez), la suspensión de las líneas 3 (entera) y la 2 (parcial) del metro de Madrid, el cierre al tráfico de la carretera de la Dehesa de la Villa y la macro-operación de la M-30, que cerrará al tráfico varios tramos de la misma, el panorama no se presenta nada alentador.
El caos circulatorio constante y los ruidos y molestias de todo tipo que se avecinan realmente ponen los pelos de punta.
Señor alcalde, no sé si usted ha pensado siquiera en algo de esto y si usted personalmente se va a ver afectado por alguno de ellos en su vida cotidiana, pero tanto el madrileño de a pie, como el que vaya en transporte público, o el usuario del transporte privado, le aseguro que se verán muy seriamente afectados y su vida cotidiana se va a convertir en un constante e interminable suplicio gracias a sus obras de supuesta mejora de la ciudad, que, por otro lado, generalmente no suelen paliar tanto mal como se proclama.
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