Soy de aquí
Cuando le preguntan por enésima vez si habla o entiende el catalán, Shaila da rienda suelta a su humor: "Una miqueta...", responde con voz dubitativa y con la mirada cómicamente extraviada. En realidad su catalán es digno de Pompeu Fabra y se sabe catalana, pero todo se complica en la mirada de los demás. Es la oblicua cuestión de la identidad en los ojos del otro.
Es hija de padre guineano ecuatorial. Ella nació y se crió en Barcelona, ha ido a escuelas de la ciudad, sus amigos y amigas son catalanes y en la actualidad estudia Humanidades en una universidad catalana. Jamás ha puesto un pie en Guinea Ecuatorial ni ha visitado ningún otro país africano, "pero la gente me mira como si fuese de allí", dice. Finalmente ha decidido que quiere saber cómo es aquel país: cuando acabe la carrera quiere ir a Bata para vivir un tiempo allí. "Cuando voy a algún lugar de España me encuentro explicando lo que es Cataluña y la importancia de nuestra lengua, pero aquí no me acaban de considerar catalana".
