Seis cazas europeos interceptaron un avión de pasajeros español el día de la ampliación de la UE
Los pilotos del Boeing 737, imputados por la fiscalía holandesa, desoyeron a los controladores
Un avión de pasajeros de la compañía española Air Europa desató la alarma en media Europa el día de la ampliación de la UE, el pasado 1 de mayo. Al menos tres centros de control intentaron infructuosamente contactar con el Boeing 737 procedente de Bergen (Noruega) y con destino a Palma de Mallorca, con 186 pasajeros y siete tripulantes a bordo. La falta de respuesta activó la alarma y seis cazas (alemanes, franceses y holandeses) despegaron para interceptar el aparato. Finalmente, los aviones de combate franceses contactaron con los pilotos y se puso fin a un episodio de gran angustia, ya que las autoridades temían un secuestro de la aeronave para perpetrar un atentado en Bruselas o París. el Boeing 727 procedente de Bergen (Noruega) con destino a Palma de Mallorca, con 186 pasajeros y siete tripulantes. La falta de respuesta activó la alarma y seis cazas (alemanes, franceses y holandeses) despegaron para tratar de interceptar el aparato. Finalmente, los aviones de combate franceses contactaron con los pilotos y se puso fin a un episodio de gran angustia, ya que las autoridades temían un secuestro de la aeronave para perpetrar un atentado en Bruselas o París.
Según la información remitida por la fiscalía de Haarlem (Holanda), que ha enviado una comisión rogatoria a Palma para tomar declaración a los pilotos, la primera señal de que algo no funcionaba correctamente fue percibida por el centro de control danés Naviair. Tras una primera confirmación de datos, los controladores daneses no recibieron respuesta de sus llamadas a la aeronave de Air Europa. Pidieron ayuda a la Defensa danesa y avisaron a sus colegas alemanes, ya que el aparato se encontraba sobre el mar en el espacio aéreo de ese país.
Las autoridades alemanas ordenaron el despegue de dos F-4 que se encaminaron a interceptar al avión sospechoso. A su vez los daneses alertaron también a Eurocontrol, organismo de control de tráfico aéreo europeo con sede en Beck, cerca de Maastricht (Bélgica). A continuación el centro de control de Limburg (Holanda) detectó en sus pantallas el Boeing. Cuando éste entró en el espacio aéreo holandés, los controladores de Limburg volvieron a llamar a los pilotos del avión comercial. Sin respuesta, ni en la frecuencia normal ni en la de emergencia. Aquí se activa el nivel más alto de alerta.
A partir de las dos de la tarde, Eurocontrol intentó, también sin éxito, contactar. Avisó a las fuerzas aéreas holandesas, que ordenaron el despegue de dos F-16. A las 14.23 dos cazas franceses (las fuentes consultadas no detallan por qué son éstos los que más se acercan al aparato ni quién les avisó) avistaron sobre Bruselas al Boeing. Se colocaron de escolta, hasta que los pilotos de Air Europa concretaron su ruta e identidad y confirmaron la ausencia de incidencias a bordo. Y ya lograron contactar con las torres de control.
15 minutos de escolta
La escolta militar duró 15 minutos. Los pilotos del Boeing, Alberto Fernández y Enrique Martín, señalan que sus sistemas de avisos por proximidad de otra aeronave no avisaron de la llegada de los cazas. Los pilotos civiles y los militares se comunicaron por radio al cabo de tres intentos y más de 10 minutos de contactos frustrados, por tres frecuencias diferentes, según consta en el expediente del caso. Las azafatas explicaron que no hubo escenas de nerviosismo entre los turistas.
El pasaje observó por las ventanillas la presencia de los aviones de combate. La jefa de las azafatas del Boeing pasó a la cabina para advertir a los pilotos de la insólita compañía de los cazas, cuando estaban en las proximidades de Bruselas.
Fue una alerta en media Europa pero en el libro del avión no se anotó "ninguna emergencia". Los pilotos calificaron el contacto durante el vuelo de "normal y rutinario" y sólo recuerdan una anomalía en el volumen del canal de radio de guardia.
Gerardo Ariño, subdirector general y portavoz de Air Europa, detalló anoche que "lo cierto es que los pilotos escuchaban perfectamente la radio pero [pensaron que] en ningún momento se dirigían a ellos las comunicaciones". Es decir, los causantes del intenso intercambio de mensajes de alerta no se dieron por aludidos.
Los pilotos aseguraron que no fueron conscientes de lo que sucedía hasta ver los cazas. Sí reconocen un tramo de silencio de 20 minutos en la ruta, que es "normal", según ellos. Y añaden que no se despidieron de un área de control de Noruega porque "esperaban que les llamaran".
La fiscalía de Haarlem (Holanda) instruyó de inmediato, el mismo mes de mayo, una causa por varias supuestas infracciones graves de leyes de aviación y reglamentos de tráfico aéreo, por las que han testificado en Palma los dos pilotos como imputados.
La OTAN y Eurocontrol han recriminado a Air Europa por el incidente. La compañía señala que ese mes de mayo 29 aviones perdieron la comunicación en cielo europeo, pero no se dispararon las alarmas.
La sombra de la tragedia del 11-S
Tras la gran tragedia del 11-S en EE UU perpetrada por terroristas de Al Qaeda, que secuestraron cuatro aviones comerciales y los hicieron chocar como bombas contra las Torres Gemelas y el Pentágono, en todo el mundo se han extremado los filtros de control e incrementado los cauces de vigilancia en aeropuertos. También en la aviación comercial se ha extremado la cautela de identificación sobre los cientos de aviones que cruzan cada hora las autopistas del aire de todos los continentes.
"Hay hipersensibilidad, es sana", reconoce el portavoz de Air Europa, Gerardo Ariño. "No pasó nada en este incidente o error pero se demuestra que los sistemas de seguridad funcionan, es una garantía ante una cierta psicosis. El avión cumplía su trayecto sin variaciones", añadió.
El avión no cambió de ruta, ni de altitud, tampoco inició una maniobra de descenso ni efectuó variaciones bruscas o imprevistas que le hicieran sospechoso. Ésta es una de las alegaciones de los pilotos del Boeing, Alberto Fernández y Enrique Martín, en su declaración judicial ante los inspectores de la policía de aviación de Holanda, en la instrucción penal que dirige la Fiscalía.
La comisión rogatoria se celebró días atrás en Palma de Mallorca, donde radica la sede oficial de la compañía y residen los comandantes. El abogado Juan Luis Matas asistió a los imputados y a la testigo, la jefa de cabinas, en una prolongada sesión celebraba en el juzgado de instrucción número cuatro, que dirige el juez José Castro.
Los aviadores Fernández y Martín suman entre ambos más de 21.000 horas de vuelos en este mismo tipo de aparatos, y tiene experiencia en la ruta del conflicto, Bergen-Palma, por haberla hecho otras veces.
Los pilotos lamentaron su citación como imputados en un juzgado, sin que antes se les reclamara un informe escrito acerca del incidente.
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