Cerco al dopaje

Con un sentido del humor amargo que sólo puede ser fruto del escepticismo a los técnicos de los laboratorios antidopaje les gustaba comparar su trabajo con el del gato que intenta cazar ratones, asumiendo para ellos el triste papel de Tom, a quien siempre se la daba con queso Jerry. Sin embargo, esta cantinela -el tramposo siempre gana al policía- no está tan de moda en la húmeda, calurosa Atenas como estuvo en Sidney, en Atlanta o en Barcelona. Antes al contrario, en vísperas de los Juegos, la habitualmente seria gente de la lucha contra el dopaje se permite algunas sonrisas y, alentada por la cadena de controles positivos que ilumina las vísperas olímpicas, hasta de pensamientos optimistas. Hasta el viernes, día de la inauguración, se habrán hecho 400 controles por sorpresa en la Villa Olímpica. Durante las competiciones se harán más de 3.000 (un 25% más que en Sidney) y, por primera vez, habrá controles antidopaje en sangre.

"Estamos aprendiendo a pensar como los tramposos", dijo el canadiense Dick Pound, presidente de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), el organismo que en Atenas supervisará sus primeros Juegos y cuyo nacimiento ha dado impulso a la lucha contra el doping. "El laboratorio de Atenas, dirigido por Costas Georgakopulos, quien hasta hace poco detentaba el récord griego de lanzamiento de disco, es considerado por los expertos como el mejor del momento. Durante los Juegos, su personal se verá reforzado por 12 técnicos de primer nivel de otros laboratorios -entre ellos una experta en EPO del laboratorio de Barcelona-, cuyos directores podrán oficiar en cualquier momento como expertos para cualquier consulta.

A la percepción generalizada de que la lucha antidopaje comienza a dar frutos ha ayudado enormemente el cambio de actitud de Estados Unidos, y de su atletismo, a raíz del caso Balco. El descubrimiento de que los nombres más excelentes del atletismo americano estaban ligados a un sospechoso laboratorio que expendía una droga de diseño que se creía -con razón durante un tiempo- que era indetectable llamada THG sacudió a la sociedad y a una opinión pública que no dudó en reclamar la máxima severidad. Como consecuencia de ello, los atletas más rápidos, Tim Montgomery, récordman del mundo de los 100 metros, la madre de su hijo, Marion Jones, campeona olímpica de los 100 metros, la campeona mundial de París, Kelly White, y el campeón de Europa, Dwain Chambers, no disputarán la velocidad en Atenas.

Los controles por sorpresa y dirigidos hacia los elementos más sospechosos, los controles que, según los expertos, más posibilidades de éxito tienen, se han multiplicado, a veces de una manera caótica y desordenada, los últimos meses, en los que un deportista, por ejemplo, un atleta español, podría haber sido despertado en su casa o en su lugar de concentración simultáneamente por un inspector antidopaje de la AMA, otro del Consejo Superior de Deportes, otro de la federación internacional de atletismo y otro de la federación española.

En España, donde la sensibilidad aumentó a raíz de los positivos de Muehlegg y Alberto García, se han efectuado unos 700 controles por sorpresa las últimas semanas entre los deportistas susceptibles de formar el equipo olímpico. En Estados Unidos, unos 3.000 entre abril y junio. Marion Jones se sometió a seis, y la vallista Gail Devers, a ocho; Mo Greene, favorito para el oro en 100 metros, a tres.

El optimismo universal se acrecienta con el refinamiento manifiesto del análisis para detectar la EPO, capaz de abarcar más semanas de uso en combinación con cálculos matemáticos, y con la puesta a punto del método para descubrir en sangre la hormona del crecimiento, lo que, según los expertos podrá ser ya posible en Atenas, aunque el COI prefiera no confirmarlo siguiendo la política de mosquear al tramposo que tan buen resultado le dio en Salt lake City con la darbepoetina.

Sin embargo, como nada es perfecto, y dando la razón a quienes opinan que Jerry siempre será más listo que Tom por mucho que éste estudie, los científicos han alertado los últimos días del abuso de sustancias absolutamente indetectables. Una son las nuevas THGs, más anabolizantes sintéticos diseñados en laboratorios caseros por químicos y que capitalizaron los rumores durante los mítines veraniegos. Las otras son los anabolizantes no esteroideos, medicamentos como la Bicalutamida que se usan para curar el cáncer de próstata, o la Aromasina y la Femara, medicamentos contra el cáncer de mama que modifica la molécula de la testosterona para que se mantenga más tiempo en la sangre. Sus efectos para la salud de los sanos son devastadores.