Espadaler afirma que la fusión de Convergència y Unió perjudicaría los intereses electorales de CiU
El presidente de la Mesa del Consejo Nacional de Unió Democràtica (UDC) y diputado autonómico, Ramon Espadaler, dejó ayer claro que el objetivo de esta formación es mantener su personalidad diferenciada de Convergència Democràtica (CDC), el otro partido que integra la federación CiU. "CDC y UDC suman mucho más desde el mantenimiento diferenciado de la personalidad de cada partido", afirmó Espadaler en declaraciones a Ràdio Barcelona.
El fortalecimiento de Unió como partido independiente es un objetivo compartido por la gran mayoría de dirigentes ante el congreso que la formación celebrará el 16 y 17 de octubre. Espadaler, que previsiblemente ocupará un puesto clave en el organigrama de Unió tras el cónclave, se pronunció exactamente en los mismos términos que suele expresarse su líder y mentor, Josep Antoni Duran, pese a los periódicos llamamientos a la fusión procedentes de CDC. "Apostamos por fortalecer la federación, pero no entendida como ningún paso intermedio ni penúltimo hacia una supuesta fusión", subrayó en la citada entrevista.
Los dirigentes de Convergència mantienen como horizonte de futuro la posibilidad de la fusión, un objetivo que han perseguido casi desde el primer pacto de coalición entre ambas formaciones, en 1978. No obstante, en el último congreso de CDC, celebrado el mes pasado, la cúpula del partido frenó todas las enmiendas en este sentido para no abrir una nueva crisis con Unió, que reacciona airada cada vez que se insinúa la posibilidad de fusión.
La última fricción entre ambas formaciones la ha provocado, en cambio, el referéndum anunciado por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para ratificar la Constitución europea. Mientras que Unió expresó desde el principio el apoyo al texto, al igual que históricos dirigentes de Convergència como Miquel Roca, CDC se ha mostrado muy crítica, mantiene las dudas sobre su voto y decidirá su posición en una conferencia monográfica.
El congreso de Unió se presenta en esta ocasión plácido, tras la salida del partido de la mayoría de dirigentes críticos y la expulsión de Jordi Petit, que en el anterior cónclave encabezó la alternativa a Duran. Petit impugnó el congreso, celebrado en 2002, y la sentencia judicial le fue inicialmente favorable, si bien la dirección recurrió contra ella ante la Audiencia Provinicial. En los últimos meses ha ido articulándose una nueva corriente crítica, en la que se ha integrado el diputado autonómico Carles Puigdomènech, pero que no pone en duda el liderazgo de Duran.
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