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La familia de Gabriel Ramos Uranga dona dos pinturas al Museo de Bellas Artes

Una exposición enmarca las obras, que llegan acompañadas de un depósito de 150 piezas

La familia del artista Gabriel Ramos Uranga (Bilbao, 1939-1995) ha donado al Museo de Bellas Artes de Bilbao dos pinturas de grandes dimensiones realizadas en los años 80. Las dos obras se presentan desde ayer en una pequeña exposición de siete lienzos, seleccionados entre un conjunto de 150 piezas que los herederos han depositado en el museo bilbaíno por un plazo de 50 años para su custodia y estudio. El Bellas Artes ya contaba con un lienzo de Ramos Uranga de 1981 y un amplio conjunto de piezas sobre papel del artista.

La exposición de pinturas de Ramos Uranga permanecerá abierta al público hasta el 28 de noviembre en una de las salas de arte contemporáneo del museo bilbaíno. Su inauguración coincidió ayer con el noveno aniversario del fallecimiento del artista.

Las obras donadas por sus herederos son un díptico sin título, que evoca con su entramado de líneas el aspecto de una vidriera, realizado en tinta y óleo en 1982 (271 por 380 centímetros), y otra pintura de 1987, de corte más lírico, temple y óleo sobre lienzo, que revela el uso del color y la relación de Ramos Uranga con la caligrafía oriental (190 por 250 centímetros). La siete pinturas que componen la muestra presentan, en palabras del propio artista, "el desarrollo de esa disciplina del gesto".

La colección depositada por la familia de Ramos Uranga en el museo está integrada por 150 óleos y tintas, 15 piedras litográficas y 77 grabados. El conjunto quedará bajo la custodía del museo para su estudio e investigación. Por sus características permitirá abordar las facetas del artista como dibujante, grabador y pintor, su interés por el oficio y su investigación sobre técnicas y materiales. El museo se ha comprometido no sólo a la conservación de las obras depositadas sino también a su catalogración.

La colección incluye obras en las que el artista desplegó su creatividad en la utilización de polvo de mármol sobre cartón, tintas y papel de seda sobre lienzo, tintas a plumilla o pincel, temples al huevo o a la cola, y tinta sobre madera estucada y bruñida con piedra de ágata, entre otras técnicas.

El Museo de Bellas Artes dedicó en 1984 una exposición a la obra sobre papel de Ramos Uranga. Once años más tarde, meses antes de su muerte, presentó otra muestra de su trabajo.

Los premios Gure Artea de grabado (1985) y pintura (1986) y el Nacional de Grabado de la Real Calcografía de Madrid (1994) reconocieron su trayectoria.

Ramos Uranga se consideraba antes dibujante que grabador y pintor. A sus excepcionales facultades se unía su interés por la historia del dibujo, los grandes maestros y su sensibilidad hacia la caligrafia de corte oriental. Sus dibujos, pulcros e intimistas, le empujaron desde los años 70 hacia la abstracción, con una personal interpretación del expresionismo abstracto.

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