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Reportaje:

Policías de animales

Voluntarios de la Asociación Protectora vigilan la venta ambulante de perros y gatos

La Sociedad Valenciana Protectora de Animales y Plantas ha puesto en marcha una campaña de vigilancia sobre la venta ambulante de perros y gatos en la ciudad de Valencia con la que se pretende erradicar una práctica que la ley sanciona con multas de hasta 6.000 euros. Voluntarios de la asociación patrullan desde hace unas semanas los mercadillos callejeros y las zonas en las que tradicionalmente se concentra este tráfico de animales, como es el caso de la Plaza Redonda de la capital.

Ante la evidencia de que los vendedores están organizados y se avisan unos a otros cuando aparece la Policía Local, la asociación ha organizado patrullas de voluntarios que recorren las zonas de venta. Anotan las matrículas de los coches de los vendedores, hacen fotografías de su actividad. A veces tienen que utilizar técnicas policiales, porque muchos vendedores no llevan a los animales consigo, sino que los mantienen escondidos en algún lugar cercano al punto de venta. Los datos los facilitan a la Policía Local, que ha empezado a controlar el tráfico de cachorros -de perros y gatos fundamentalmente- y que ya ha impuesto sanciones al amparo de la ley de Protección Animal de 1994. Las primeras multas impuestas han puesto sobre aviso a los vendedores, que, en cuanto ven a un agente por las cercanías, desaparecen.

"Para que no se escapen, los vigilamos nosotros", señala Ana Mayol, presidenta de la Protectora de Animales, quien añade que desde que la asociación se hizo cargo de la perrera municipal y del proceso de adopción de perros, ha empezado a colaborar con la Policía Local para erradicar el comercio de cachorros. La venta ambulante de animales, dice Mayol, es un nido de problemas: criaderos ilegales, malos tratos, abandonos, fraude...

La Plaza Redonda de Valencia es el "buque insignia" de la venta de animales, dice Mayol. Allí, desde siempre, se han podido comprar animales de todo tipo, desde perros y gatos hasta periquitos. Nada que ver con los férreos controles que se ejercen en países como Suecia, Alemania o Suiza, donde la compra-venta de animales está estrechamente vigilada, de manera que conseguir una mascota es a veces imposible, porque hay hasta listas de espera. Por eso, muchos ciudadanos de esos países acuden a España para adoptar animales.

La Protectora de Animales cuenta con voluntarios para controlar esta práctica ilegal, pero también con muchos otros que trabajan en el refugio de animales, que participan en campañas de esterilización felina o que se encargan de alimentar cachorros destetados de forma prematura y que no podrían sobrevivir por sí solos. También hay voluntarios que hacen el seguimiento de los animales entregados en adopción.

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