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Reportaje:LA LUCHA CONTRA LOS INCENDIOS

Domando el fuego

La lucha contra los incendios moviliza a casi 30.000 personas en verano, con helicópteros, aviones anfibios o mangueras

Será difícil que los brigadistas andaluces y los bomberos de Madrid olviden julio de 2004. Unos y otros han tenido que luchar en este mes central de un verano algo menos tórrido que el pasado con dos incendios que se han incorporado a la categoría de inolvidables por sus dimensiones y su aparatosidad. El primero, declarado el 16 de julio pasado, en una subestación eléctrica de la compañía Unión Fenosa, a un paso del Museo del Prado, estuvo a punto de convertirse en una catástrofe de grandes proporciones porque las llamas se acercaron a una gasolinera. El segundo fuego, declarado el 27 de julio en una pedanía de Minas de Riotinto (Huelva), arrasó en apenas 63 horas 26.500 hectáreas forestales (aunque el perímetro afectado superó las 30.000), estableciendo un nuevo récord trágico en España.

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El fuego, en sus múltiples y mortíferas versiones, es la gran plaga del verano, sin que los medios técnicos y humanos parezcan nunca suficientes para hacerle frente. Como no basta la lluvia de dinero, -58,8 millones de euros del Ministerio de Medio Ambiente, más cientos de millones aportados por las comunidades autónomas, que tienen transferidas las competencias en esta materia-, que cae anualmente en este frente.

En primera línea en esta guerra sin cuartel están los brigadistas, o miembros de las brigadas de élite que se enfrentan a los incendios forestales, y los bomberos comunes. Pero sólo esta capacidad de domar y aniquilar al fuego parece unir a colectivos notablemente heterogéneos. Los bomberos (que pueden ser municipales, autonómicos o dependientes del organismo nacional de aeropuertos) son funcionarios sujetos a variadas reglamentaciones, con un espíritu que conserva mucho del carácter histórico del servicio, creado en el siglo pasado. Los brigadistas, todavía en busca de un nombre preciso, son especialistas contratados por las distintas Administraciones.

"La situación es confusa. Yo diría que es un verdadero galimatías", explica Juan Redondo, inspector jefe de los bomberos del Ayuntamiento de Madrid, en estos momentos inmersos en una batalla sindical en la que reclaman una jubilación a los 55 años sin penalizaciones, entre otras cosas. "En cada capital, en cada comunidad autónoma, hay horarios de servicio, sueldos y normativas diferentes, y así se producen agravios comparativos. Se echa en falta una autoridad común".

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"Nos falta una autoridad estatal del fuego, como existe en el Reino Unido", corrobora Alfonso del Álamo, director de emergencias de Madrid ciudad. Alguien que tome iniciativas globales para cortar en seco la progresión estadística de los incendios que, en la capital española, por ejemplo, han aumentado un 34% en los últimos ocho años, muy por delante de la población, que lo ha hecho en un 7%. Incendios de pastos, y sobre todo, en las cocinas de los edificios, por no hablar de los siniestros provocados por colillas mal apagadas, han disparado los gastos de emergencia de la corporación un 200% en el mismo periodo.

En caso de siniestro, mucha gente no contacta con el 112, número de emergencias. De ahí que la corporación esté preparando un plan didáctico para potenciar la prevención. Se trata de limitar la actuación de los bomberos a las situaciones que verdaderamente lo exijan. Entre otras razones, porque la operatividad del servicio es limitada. En Madrid, por ejemplo, con 12 parques y 1.530 bomberos, sólo hay 200 activos al día, porque trabajan 1.536 horas al año, repartidas en 64 guardias de 24 horas. El porcentaje se podría extrapolar a los cerca de 16.000 bomberos españoles. "Es cierto que tenemos más salidas, pero como no hay calefacción, que es un gran foco de fuegos, sobre todo las que van por calderas de carbón, hay menos siniestros graves que en invierno", explica Marcelino Sierra, bombero de 55 años, uno de los dirigentes de Comisiones Obreras de este sector en Madrid. Y, sin embargo, hasta en la capital hay incendios forestales. En 2002 se registraron 1.893 fuegos en pastos y masas forestales, en Madrid.

Los bomberos consideran el suyo un trabajo peligroso, o por lo menos, en palabras de Juan Redondo, "muy expuesto". "Tenga en cuenta que, como decimos nosotros, cuando todos corren hacia fuera, nosotros corremos hacia adentro", añade Marcelino Sierra. Pero un estudio publicado por la revista The Lancet en 2002, los coloca en un decepcionante puesto 22, seguidos por los policías. A la cabeza de esta lista, confeccionada a partir de los muertos en acción, estaban pescadores y marineros. "Será porque el bombero está muy preparado para afrontar su trabajo", coinciden Redondo y Sierra, y suele tomar las precauciones adecuadas frente al fuego.

Un enemigo que comparten con los especialistas en extinción de incendios forestales, pese a que éstos no se cansan de subrayar las diferencias. Fernando Chico, 38 años, ingeniero técnico forestal y jefe de una Brif (Brigada de Refuerzo de Intervención en Grandes Incendios) situada en La Iglesuela (Toledo), deja claro que no se considera un bombero, ni él ni ninguno de sus brigadistas. "Tenemos ese dicho de que un bombero llega hasta donde le llega la manguera, y eso no va con nosotros porque nuestro trabajo se puede hacer incluso sin agua".

Este ingeniero tampoco considera el incendio forestal algo así como un estado de la naturaleza. Por eso, en no pocas ocasiones es bien poco lo que se puede hacer cuando el monte arde, salvo, "tomar fotografías y sentarse a esperar que las condiciones meteorológicas mejoren", señala Chico, que lleva 15 años enfrentándose a llamas pavorosas.

"Cuando acudimos a un fuego es porque es de grandes dimensiones o porque coincide con otros simultáneos", explica. La que dirige Fernando Chico es una brigada mixta, transportada en helicóptero, que carga después cestas especiales con capacidad para 1.500 metros cúbicos de agua o más, que se llenan en cualquiera de los embalses o piscinas que hay por toda la geografía. Ese agua, unida a sustancias retardantes, se arroja después sobre los frentes del incendio, con una cadencia de apenas diez minutos.

Pero el agua sola sirve de poco si el fuego es grande (más de 500 hectáreas). "Sirve para reducir las llamas y ése es el momento que aprovechamos para entrar con las herramientas", dice Chico. Hachas, azadas y hasta motosierras para desbrozar, cortar y despoblar, hasta construir una línea de defensa que puede ser de unas decenas de centímetros de anchura o de 200 metros para aislar el fuego y privarlo de combustible.

Al fuego, muchas veces, sólo se le puede hacer frente con un ataque indirecto. Actuando a la respetable distancia de un kilómetro del frente de llamas. Curiosamente, puede ser más eficaz el propio fuego. "Creamos incendios que nosotros controlamos para eliminar combustible en la dirección del gran fuego", dice Chico. De esta forma, las llamas se cruzan y las incontroladas se quedan sin espacio para avanzar, como no sea un erial abrasado.

"El propio incendio cambia las condiciones meteorológicas del lugar donde arde", explica Fernando Chico. El de Riotinto -un incendio provocado aunque aún no se sabe si por negligencia- reprodujo el infierno en la tierra en los tres días que ardió inapelablemente. Ernesto Esteso, subdirector del Infoca de Andalucía, no recuerda haber visto una cosa igual desde que llegó a Andalucía en 1989. "Las pavesas olímpicas" saltaban a distancias descomunales. "Han llegado a atravesar un pantano de 300 metros de ancho", dice.

Un incendio así deja heridas demasiado profundas y exige tiempos largos para abordar las tareas de emergencia. "Lo primero es retirar la madera quemada o construir con ella diques o albarradas, para que las lluvias otoñales no causen una gran erosión. Después, estudiar el estado de la vegetación mediante fotografías aéreas y, en función de eso, elaborar un plan de restauración de la zona". Algo que llevará tiempo, demasiado tiempo.

Lucha directa contra el fuego en la localidad onubense de Berrocal.
Lucha directa contra el fuego en la localidad onubense de Berrocal.PABLO JULIÁ

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