Empresa Municipal del Suelo de Leganés
Nos sentimos engañados por Empresa Municipal del Suelo de Leganés, Emsule. En 2001, fuimos agraciados con la adjudicación de una vivienda de precio tasado (VPT) en la parcela 2 del PERI-4 de Leganés. Al firmar el contrato de compra con Emsule, se indicó en éste como fecha de finalización de obra diciembre de 2003, fecha en la cual siempre se nos dijo que se nos entregarían las viviendas. Una vez llegada esta fecha, se nos ha ido diciendo mes a mes que la entrega sería el mes siguiente. Los retrasos se han ido achacando al retraso en la obra de urbanización de una vía pública (calle Francisco Rabal, de unos 300 metros de longitud), que, en primer lugar, debía estar realizada antes de edificar en dicho PERI-4 como en toda nueva fase de viviendas. El retraso, cuando no se achaca a la empresa constructora encargada de la urbanización, se achaca a las empresas suministradoras de servicios (Iberdrola, Canal de Isabel II...)
El problema de todo esto reside en que muchos de los adjudicatarios hemos tenido que abandonar nuestras viviendas, ya que al requerir información a Emsule sobre la fecha de entrega de las nuevas viviendas para establecer la de de nuestras antiguas viviendas (que las bases de la promoción en algunos casos obligaban a vender), nos decían que no había retrasos y que se entregarían en fecha (recordemos, diciembre de 2003), con lo cual, nosotros las fijamos entre marzo y junio de 2004.
Esta situación lleva a las familias sin ninguna vivienda a tener que recurrir bien a alquileres o a familiares y a depositar las pertenencias en guardamuebles, con el gravamen económico y la inseguridad de saber cuándo se entregarán las viviendas.
Existe un factor agravante más, la absoluta falta de información y el maltrato informativo; desde una señorita que nos dice que ella se tiene que ir de vacaciones y no puede realizar su trabajo hasta el señor que nos cuenta que a Emsule esta promoción le supone "un coste muy elevado" del que nosotros no somos conscientes.
Me pregunto si ellos son conscientes del daño económico y, sobre todo, moral, que están causando en las familias que ahora se encuentran sin hogar y con niños descentrados y nerviosos preguntando: "¿Papi, cuándo vamos a tener nuestra casa? Yo quiero dormir ya en mi cama".
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