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Un vertido de fuel en la ría de Vigo evidencia la descoordinación entre Administraciones

El Gobierno tardó casi cinco horas en avisar al Ayuntamiento del problema

Sólo 100 litros de fuel, según la empresa responsable del vertido, 1.000 litros según la Consellería de Pesca. Un nuevo vertido en la madrugada del jueves en la ría de Vigo puso en funcionamiento los protocolos para situaciones de desastre y evidenciaba, una vez más, la falta de coordinación de las distintas Administraciones a la hora de establecer medidas para contener la contaminación.

El accidente, originado en el trasvase de combustible de un camión cisterna a un buque pesquero, se produjo en torno de la medianoche del miércoles, pero no se comunicó a Capitanía General (que depende del Gobierno central) hasta las ocho de la mañana siguiente. Fueron los dueños de las mejilloneras próximas quienes dieron la voz de alarma.

Sin embargo, el Ayuntamiento vigués (gobernado por la alcaldesa Corina Porro, del Partido Popular) no tuvo constancia del suceso hasta cerca de mediodía.

El fuel arrojado por el buque de la firma Polar, filial de Pescanova, afectó al litoral de Teis, en el interior de la ría de Vigo, en concreto, a la playa de A Punta; un arenal integrado en una zona industrial que, recuperado en la actualidad, había logrado la bandera azul en la última convocatoria de la Fundación Europea para la Educación Ambiental.

De hecho, una de las primeras decisiones adoptadas por el Gobierno municipal fue la de prohibir el baño en la playa y colocar una bandera roja.

Dispositivo

Tres barcos de la Xunta dispusieron una barrera a fin de evitar que el fuel se dispersase, aunque como reconoció el conselleiro de Pesca y Asuntos Marítimos del Ejecutivo autonómico, Enrique López Veiga, "dado que el fuel ha de repostarse en caliente, la alta temperatura del combustible ocasionó una densidad menor y su división en bolas con lo que se aprecia una mancha muy extendida". El conselleiro hizo estas declaraciones tras la reunión celebrada en la tarde de ayer para aunar esfuerzos entre la administración central, el Gobierno autónomo y el Ayuntamiento de la ciudad olívica.

El dispositivo de crisis se completa con trabajadores de Tragsa y de Fomento de Construcciones y Contratas que siguen la evolución del vertido a pie de playa, en previsión de incidencias en el caso de que cambiara el viento.

Tanto López Veiga, como la alcaldesa, Corina Porro, rechazaron adelantar plazos para la recogida del vertido, dependiendo de su nivel de concentración.

Por su parte, la empresa responsable del barco alega que avisaron del percance en cuanto pudieron, a pesar de que las primeras voces de alarma las dieron los propietarios de las bateas de mejillón de la ría, a las ocho de la mañana. Este hecho no se pudo contrastar con el representante de la administración central que acudió a la reunión de coordinación ya que se marchó sin permitir preguntas de la prensa.

En este sentido, el conselleiro quiso emitir un mensaje tranquilizador al afirmar que "el mejillón no parece afectado, afortunadamente esto no es el Prestige". La alcaldesa prometió que dedicará a limpiar el vertido todos los medios de que dispone el municipio.

A falta de una estimación exacta de la cantidad arrojada y frente a los cálculos de algún vecino que indicaban una mancha de cinco kilómetros, López Veiga, relativizó el volumen del combustible perdido alegando que como fue "ocasionado al rebasar el tanque y verter en cubierta no puede ser mucho".

Por otra parte, el pesquero Nuevo San Jaime recogió 200 kilos de chapapote en sus redes a nueve millas del puerto de Cariño (A Coruña) el lunes y el miércoles. El patrón del barco, Francisco Porteiro, explicó que se trata de un vertido reciente de fuel muy líquido.

Unos operarios limpian la playa de A Punta, que tuvo que ser cerrada al baño por el vertido de fuel.
Unos operarios limpian la playa de A Punta, que tuvo que ser cerrada al baño por el vertido de fuel.EFE

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