Arranque a la defensiva de Agricultura

Para Isaías Pérez Saldaña, consejero de Agricultura en esta legislatura tras ocho años al frente de Asuntos Sociales, no ha habido 100 días de cortesía. Ni de respiro. Aún no había tomado posesión de su nuevo cargo, cuando ya había tenido que asistir a una reunión en el Palacio de San Telmo en la que su antecesor en la consejería, Paulino Plata, le puso al corriente de lo que le esperaba: la Unión Europea acababa de aprobar un nuevo sistema de ayudas al aceite de oliva, el algodón y el tabaco; una reforma que había soliviantado a todas las asociaciones agrarias y que estaba muy alejada de lo defendido por la propia Junta.

La reforma del sistema de ayudas en cultivos tan básicos para el campo andaluz como el aceite de oliva y el algodón ha marcado el inicio de la gestión de Pérez Saldaña y lo hará aún este año. Y ante un sector incendiado, el nuevo consejero de Agricultura sólo ha podido desempeñar hasta ahora el papel de bombero. La decisión de la UE suponía que no se reconocía la producción real del aceite de oliva español (competidores europeos como Italia y Grecia consolidan un mayor nivel de ayuda) al no dotársele de los fondos adicionales que exigía la Junta, el Ministerio de Agricultura y el sector. Además, la reforma daba un duro golpe al algodón al desvincular el 65% de la ayuda de la producción. Una medida que puede conducir al abandono del cultivo y al hundimiento de las desmotadoras, que se abastecen del algodón andaluz.

El PSOE, recién llegado al Gobierno central, culpó del resultado de la reforma a la negociación llevada a cabo por el PP. Y logró en el último momento una modificación en la reforma: 20 millones de euros más para el aceite español y una limitación de superficie en el algodón subvencionable para garantizar así al menos 70.000 hectáreas de cultivo en Andalucía. Pero lo que la nueva ministra de Agricultura, Elena Espinosa, trató de vender en Sevilla como una victoria pírrica sobre la campana, fue acogido con irritación por las asociaciones agrarias, sobre todo en lo relativo al algodón.

Pérez Saldaña tiró entonces de experiencia y de la herencia de Plata (diálogo habitual con el sector) para sofocar el fuego. Espinosa cedió y aceptó recurrir la reforma del algodón y el consejero prometió un plan estratégico para respaldar a la industria auxiliar. Y el enfado de las asociaciones agrarias no pasó de varias declaraciones airadas.

El impacto de la reforma comunitaria aún se hará notar en los próximos meses. El desarrollo del plan estratégico del algodón y el reparto nacional de las ayudas al aceite serán dos asuntos cruciales en lo que resta del año. Pérez Saldaña defenderá que el 100% de las ayudas al aceite se reparta en función de las producciones históricas de cada región, pero tendrá enfrente al resto de las comunidades, que quieren un tratamiento privilegiado para el olivar marginal.

A este arranque tumultuoso se suma una nueva propuesta de reforma en el horizonte, la del azúcar, también muy criticada por el sector y un conflicto que amaga estos días con desbordarse en el golfo de Cádiz: las dificultades del sector pesquero para reubicar la flota ante la falta de caladeros alternativos tras el fin del acuerdo con Marruecos.

Además, Pérez Saldaña ha tenido que capear este agitado inicio con varias caras nuevas en la consejería, ya que varios altos cargos siguieron a Paulino Plata a la Consejería de Turismo. En los últimos días, al menos, ha podido disfrutar de dos buenas noticias: el Ministerio de Agricultura ha cedido a la comunidad la gestión directa de 200 millones de euros para las asociaciones de desarrollo rural y Bruselas ha rebajado sus requisitos para tramitar las ayudas a los pescadores afectados por el cierre del caladero marroquí.