Mario Gas estrena en Sagunt una 'Orestiada', la trilogía de Esquilo
Gutiérrez Caba, Vicky Peña y Constantino Romero en el reparto
El director Mario Gas estrena hoy en Sagunto una versión "esquizofrénica" de la trilogía del autor griego Esquilo -Agamenón; Coéforos, y Euménides: La Orestiada-, en la que 10 actores interpretan a varios personajes, y algunos personajes son interpretados por varios actores. Para dos de ellos, Gloria Muñoz y Anabel Moreno, el tema de la obra puede resumirse en una pregunta: ¿Merecen morir los protagonistas?
Y es que el texto, escrito hace casi 2.500 años, gira en torno a un círculo de asesinato, venganza, y asesinato, que guarda un final si no feliz, al menos moral.
La obra es una producción de Teatres, el Festival de Mérida y el Grec de Barcelona
Agamenón, rey de Argos, sacrifica a su hija antes de dirigirse a destruir Troya. A su regreso, muere a manos de su mujer, Clitemnestra. Un crimen que será vengado por Orestes, hijo de ambos, con el asesinato de su propia madre. Este último homicidio desatará la furia de las Euménides que perseguirán a Orestes hasta que la intervención de la diosa Atenea encauce la tragedia hacia los tribunales, y cambie la lógica del ojo por ojo por la del Estado de derecho. Un proceso al que Esquilo asistió en la Grecia Clásica.
La Orestiada es una producción de tres festivales de peso: Sagunt a Escena (donde se representa hasta el sábado), el Grec de Barcelona (del 12 al 15 de agosto), y el Festival de Teatro Clásico de Mérida (del 19 al 22 y del 26 al 29 del mismo mes). La versión corre a cargo de Carlos Trías, que ha condensado las "seis o siete horas" que dura el original en dos, "sin interrupciones". Lo máximo que puede aguantar sin aburrirse un público sometido a "un bombardeo diario de imágenes sin contenido", en palabras de Mario Gas.
El director trabaja con un equipo que describe como familiar pero no estanco, "para que las conexiones no generen vicios", y entre los que están Emilio Gutiérrez Caba, Vicky Peña y Constantino Romero. Un grupo de 10 actores que representan a 40 personajes. Aunque la quilla de la obra, explicó ayer Gas, reside en el coro, tal y como ocurre en el texto del autor griego.
La gran dificultad al enfrentarse a una obra clásica como ésta, explicó Gas, es que las traducciones realizadas con rigor filológico suelen conducir a un desastre dramático. Si uno lee alguna de las ediciones de La Orestiada, encontrará un lenguaje peculiar que el director definió ayer como "farragoso, retórico e ininteligible". El desafío ha consistido pues en hacerlo comprensible intentando mantener la métrica y la eufonía del original.
La Orestiada trata de las luchas de poder y las guerras familiares, del individuo frente al colectivo, de la hipocresía y de las contradicciones, dijo el director, y como buen clásico mantiene su vigencia. Gas, ocupado en los últimos tiempos en la dirección del Teatro Español de Madrid, es, en todo caso consciente de sus fuerzas: "El terror está en la calle y lo vemos cada día. Pretender que una obra de teatro sea más perturbadora que la realidad es ingenuo". Lo que busca la obra, concluyó, es "llegar a las cosas que no entendemos, que no sabemos explicarnos a nosotros mismos".
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