Varios poetas desgranan en El Escorial los versos bandidos de Neruda
Cuando el poeta chileno Óscar Hahn tenía 10 años oyó lo que hablaban su madre y su tío: "Pablo Neruda ha huido hacia el sur perseguido por la policía". El niño se imaginó a Neruda como un bandido de una película que escapaba en su caballo blanco. Algo después, en la escuela se topó con un poema del tal Neruda: "Así que el bandido es un poeta", pensó. ¿Es o no un bandido Pablo Neruda? Estos días le recuerdan en la Universidad Complutense poetas como Francisco Brines, Aurora Luque o Antonio Gamoneda, en un curso que dirige Luis Muñoz.
Y, junto a las voces que halagan al gran poeta, se han escuchado algunas críticas con el hombre que fue. El también poeta Bernardo Atxaga cuestionó ayer las posibilidades del chileno para alcanzar la grandeza que le hace inmortal de no haber contado con un vínculo político aplaudido y magnificado socialmente en su época: "De no haber sido por ese anclaje político sería un poeta popular, pero no grande. ¿Qué hubiera sido de él sin el Canto general?", se preguntó. El escritor vasco cree que, una vez descubierto el "envés siniestro" que se escondía tras la ideología de determinados políticos rusos, que con tanto ahínco defendió Neruda, se ha puesto en marcha el mecanismo de la caja de resonancia, interesados altavoces sociopolíticos que cambian la mirada de las gentes: "Insisten en convertirlo en el poeta del amor. Todo su engarce con la política se está atemperando, le han convertido en una especie de combatiente solitario, equivocado, y eso es falso".
Poesía memorable
Sin embargo, para Atxaga, la poesía de Neruda es "memorable" porque consiguió llevar el lenguaje cotidiano que nos es común a todos a ese otro lado literario donde las palabras "dicen mucho, dicen bien, dicen divertidas y atractivas". Y alabó su "maestría para armar el artificio rítmico y hacer música con las palabras", aunque lo redujo a una "gran capacidad formal" que, "puesta al servicio de un tema como el amor, que ha recorrido los siglos", puede dar lugar a "una poesía decorativa que nada tiene que ver con la realidad del sujeto, sino con una suerte de entretenimiento".
El poeta Carlos Marzal, cuya conferencia sucedió a la de Atxaga, ensalzó al Neruda poeta, "civil y político, épico e histórico, romántico y amoroso", al poeta de las odas cotidianas, al Neruda que es "más literatura que escritor, tan geográfico como su continente americano", al que "ha influido en todos los poetas que escriben en español, aunque ellos ni siquiera lo sospechen". Pero Marzal, como Atxaga, lamentó la faceta política de Neruda, que "vio y no vio o no quiso ver", que "cantó a asesinos como Lennin o Stalin".
En su defensa, el paisano de Neruda en estos cursos, Óscar Hahn, recordó unas palabras que le dijo el Nobel: "Óscar, yo nunca he atacado a nadie, nunca tomé la iniciativa, simplemente me defendí cuando me atacaron".
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