TMB reajusta el horario de los autobuses por los retrasos en las líneas

Los dos primeros días en los que 31 líneas de autobuses de Barcelona han funcionado con horario no han sido una experiencia memorable. Los retrasos han sido innumerables, de modo que la empresa, que ya tenía previsto un ajuste en la segunda semana del mes, ha decidido adelantarlo a esta misma semana. El incumplimiento del horario ofrecido ha sido general, de entre 10 y 15 minutos por línea, con una punta de 18 minutos en la número 60.

El verano ya no es lo que era. La ciudad no se aletarga, las calles no se vacían, el tráfico no languidece. Las previsiones de la dirección de TMB eran otras: se suponía que poco o mucho la demanda en el uso de los autobuses bajaría de forma drástica. No ha sido así. En las horas punta apenas hay diferencia entre la demanda de julio y la de estos primeros días de agosto. Y el resultado es que los autobuses, en general, han empleado más tiempo del previsto. Y por lo tanto, han llegado tarde a las paradas. Tanto, que a veces parecía que llegaran con adelanto, porque faltaban dos o tres minutos para la hora indicada en el rótulo que la empresa ha colocado en las marquesinas, palos o cilindros.

Ayer mismo, en la parada de París con Urgell, un 66 paró a las 13.55 y un usuario le comentó al conductor que llegaba con cinco minutos de adelanto. No era así. Para empezar, el conductor llevaba señalado un horario diferente al que figuraba en la parada, según reconoció un directivo de la compañía, pero además es que llegaba con retraso y no adelantado.

La empresa había previsto que se produjeran algunos problemas y, para paliarlos, había distribuido ocho autobuses con su correspondiente conductor en lugares céntricos, de forma que pudieran cubrir cualquier tipo de incidencia. El primer día, estos autobuses tuvieron que actuar en 12 ocasiones, una de ellas por el desmayo de un conductor.

En las paradas la gente acogía con satisfacción el compromiso de un horario fijo, aunque en general ignoraba la medida, pese a que estaba indicada con la pegatina. Un anuncio que, sin embargo, resultaba poco visible, por sus reducidas dimensiones, y de casi imposible lectura para las personas de cierta edad. Hechos ambos que la empresa reconoce y achaca a la necesidad de adoptar un formato de aviso común para soportes muy diferentes, no siempre amplios.

De todas formas, la empresa está satisfecha de la medida y sus directivos saben que en septiembre tendrán que tomar una decisión radical: extender o no el horario a todas las líneas de la red y durante todo el año. De este modo, este agosto habría sido el inicio de una revolución en el servicio de autobuses.

El reto, explicó ayer Ignasi Armengol, responsable de servicio de autobuses, es cumplir el horario en un porcentaje que se sitúe entre el 80% y el 85%, con una variación de entre uno y tres minutos.