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Reportaje:

Las contradicciones del 'mosso'

El juez ratifica la prisión provisional para el policía acusado de asesinar a su suegra y a su esposa en Lliçà

Ana Pantaleoni

El agente de los Mossos d'Esquadra Josep Lluís Rua Barreira, de 33 años, continuará en prisión acusado del asesinato de su suegra, María Engracia A., y de su esposa, Silvia C., cometido el 3 de mayo en Lliçà de Vall (Vallès Oriental). Horas después del crimen, el mosso lloró desconsoladamente en los funerales de sus familiares.

Poco a poco, se van conociendo nuevos datos sobre el caso: la madre del acusado fue atendida de una crisis de ansiedad en un centro médico de Granollers el 4 de mayo, un día después del asesinato; estaba muy angustiada y repetía una y otra vez que su hijo "había hecho algo muy gordo". El 7 de mayo Rua fue detenido.

El Juzgado de Instrucción número 3 de Granollers ha desestimado la petición de libertad de la defensa, que ha recurrido contra la decisión judicial.

El presunto asesino vivía con su mujer, sus dos hijas y su suegra en la casa donde ocurrió el crimen. La policía autonómica descartó la hipótesis del robo por la gran violencia empleada por el agresor contra Silvia.

El auto del juzgado de Granollers confirma que las muertes se debieron de producir entre las 12.45 y las 14.14 horas del 3 de mayo. El detenido presentaba heridas en la mano derecha que dijo haberse causado él mismo al perder los nervios al descubrir los cádaveres.

El auto judicial destaca contradicciones en las que incurrió Rua. En una de sus declaraciones, dijo que la ropa con la que se vistió por la mañana era la misma que llevaba cuando acudió la policía a su casa tras denunciar él mismo el doble asesinato. Según el auto, "hay dos testigos que declaran que ese día lo vieron acompañado de su mujer en la guardería y que llevaba ropa de calle y no deportiva" como la que vestía cuando declaró ante los Mossos.

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El auto informa también de "la contradicción observada entre lo declarado respecto a si entró o no entró en el cuarto de baño". El texto explica que el lavabo de la primera planta se encontraba "perfectamente limpio y seco, sin rastro de haber sido utilizado en las últimas horas. En (...) el grifo del citado lavabo, y tras una minuciosa inspección, se localiza una pequeña muestra de sangre que resultó ser del imputado".

El abogado de la acusación particular, Manuel González Peeters, tiene su teoría: "Rua, con todos sus conocimientos policiales, pudo tratar de desdibujar la escena del crimen para confundir a los investigadores".

Por su parte, la defensa de Rua dice que las pruebas de ADN descartan la participación de su cliente en los hechos y que no existe base fáctica para que permanezca en prisión.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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