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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

El buen tiempo de la lectura

Antes de las vacaciones, las librerías se llenan de gente que recolecta lecturas, novedades y títulos que se han ido acumulando en el pensamiento a la espera del veraneo. Ofrecemos un repaso a los gustos literarios de personajes de edades e intereses muy dispares.

Ese hombre que alza un brazo hacia los estantes de la librería Hatchards de Londres es el actor Josep Maria Pou. Ha terminado las representaciones de El rey Lear, dirigido por Calixto Bieito, en el Romea de Barcelona este domingo, y antes de emprender los bolos ha volado a la capital británica. Ligero de equipaje: reserva espacio para cargar la maleta de libros. En Altea, la guionista y directora Ángeles González-Sinde intenta hincarle el diente a una novela corta porque ahora, tras un parto, sólo puede leer a trompicones. Mientras, a la actriz Leonor Watling le ha dado por subir un ocho mil de Proust en pocos días. Son muchos los que confían en leer, durante las vacaciones, lo que no han leído durante el curso. Hemos preguntado a personajes de edades y gustos dispares qué libros se llevan de vacaciones. Una excusa para hablar de lecturas diversas.

Entre concierto y concierto de Marlango, Leonor Watling se prepara para escalar un 'ocho mil' de Proust

La escritora Rosa Regàs, directora de la Biblioteca Nacional, agotó sus vacaciones en julio, como Ernesto Valverde, entrenador del Athletic de Bilbao. Paradójicamente, Regàs se ha reservado para el regreso un libro que acaba de aparecer en catalán, L'estiueig (La Magrana), de Glòria Soler, sobre los modos tradicionales de veranear; una lectura para mantener vivo cierto estado de ánimo. Los días pasados ha leído de todo, desde la última novela de John Le Carré, Amigos absolutos (Areté/Edicions 62), al diario Los guardianes del lago, de Jordi Serrallonga (Mondadori), un relato que le ha servido para ambientarse para un viaje a Tanzania que hará en septiembre.

Además de ejercicios sobre fútbol, el técnico del Athletic ha leído un clásico de la divulgación histórica y científica del pulitzer Daniel Boorstin, Los descubridores (Crítica), y Artículos de ocasión (Xordica), de David Trueba, de cuyos textos aprecia "el doble sentido". Pero si algo le ha faltado ha sido Bernardo Atxaga. Espera a septiembre, cuando se publicará la traducción castellana de El hijo del acordeonista (Alfaguara), la culminación del ciclo de Obaba.

Que las afinidades entre personas no tienen nada que ver con la edad lo demuestran los gustos de Gonzalo, Gonzo, Suárez, creador de videojuegos, y el autor de cómics Mauro Entrialgo. Además de llevarse libros de divulgación científica como El hombre que confundió a su mujer con un sombrero (Anagrama/Proa), del neurólogo Oliver Sacks -, que califica de "libro simpático" para ir releyendo-, Suárez leerá a Ana María Matute, "una mente joven y flexible". El autor de Commandos dice que la fantasía mágica de Olvidado rey Gudú (Espasa) es una de sus fuentes cuando elabora videojuegos. Y a Entrialgo le ha entrado una especie de obsesión por leer a Fernando Fernán Gómez, a quien califica de "genio de la cultura contemporánea". El autor de Ángel Sefija cogerá Nosotros, los mayores (Temas de Hoy) y La Puerta del Sol (Espasa).

Buscando afinidades, las encontramos también entre el diseñador Josep Font, el músico Pascal Comelade y el director de teatro Calixto Bieito: comparten biblioteca negra. A Font lo encontramos leyendo Un barco cargado de arroz (Planeta), de Alicia Giménez-Bartlett, y Suicidio perfecto, del griego Petros Markaris (Ediciones B). Comelade prefiere la novela negra americana, Hammett y Chandler, sobre todo. Y Bieito, que sólo tendrá unos días para descansar, acompañado como siempre de los Essais de Montaigne, dice que lee novela negra "a última hora". Ahora está con el sueco Henning Mankell y Pisando los talones (Tusquets).

Hablar de gustos literarios es también hablar sobre la propia vida y sobre el trabajo. Unos ejemplos. Ignasi Carreras, director general de Intermón Oxfam, disfruta con ficciones que le sitúan ante un contexto de conflicto real y, a poder ser, contemporáneo. Este verano leerá dos novelas del nobel J. M. Coetzee, Desgracia (Mondadori/Columna) y Foe (Mondadori/Edicions 62), la versión del surafricano del Robinson de Defoe, quizás la más alejada del "contexto" que busca. El ilustrador Juanjo Sáez, por su parte, se zambullirá en las novedades de cómic: Jimmy Corrigan, de Chris Ware (Planeta-De Agostini); las aventuras de Isaac el pirata, de Christophe Blain (Norma), y La guerra de Alan, de Emmanuel Guibert (Ponent Món). Mientras, el músico Miqui Puig sanciona su condición de tipo pop y explica que últimamente se ha puesto las botas con 31 canciones (Anagrama), una especie de autobiografía del autor de Alta fidelidad, Nick Hornby, a través de títulos de canciones de Santana, Van Morrison y Teenage Fanclub, entre otros.

Pero habíamos dejado a Pou, el Ferrer de Policías, investigando en las librerías londinenses. Además de lo que encuentre, a su regreso tiene esperando, entre otros libros, la Autobiografía de Mark Twain (Espasa) y La amante de Brecht, de Jacques-Pierre Amette (Tusquets/Columna). A Ángeles González-Sinde, directora de La suerte dormida, la teníamos en la playa, donde se procurará momentos de relax con Reír como ellos, de Claudia Larraguibel (Ocho y Medio), una primera novela, y Lo improbable, de Julián Rodríguez (Debate), recomendada por su amiga Belén Gopegui. Algo más en la recámara, un clásico mayúsculo, Italo Calvino y sus Cuentos populares italianos (Siruela). Cada día le lee uno a su hija mayor, de seis años. Y Leonor Watling se preparaba para "escalar el K-2" entre concierto y concierto de su grupo Marlango. Se refiere a Por el camino de Swann, de Marcel Proust. En la bolsa también están sus autores de cabecera, Dorothy Parker y J. D. Salinger. Y en la retina, un descubrimiento reciente, Montedidio, de Erri de Luca (Akal/La Magrana), "una maravilla, el cine de Vittorio de Sica en literatura; sincero y sencillo".

Como Watling y todos los demás, muchos son los que hacen votos antes de vacaciones para cumplir con los deberes acumulados. Es un fenómeno parecido a los buenos propósitos de fin de año. Que se cumplan, pues, durante este buen tiempo de lecturas.

Lectura en la playa de la Barceloneta.
Lectura en la playa de la Barceloneta.CONSUELO BAUTISTA

Festival de fin de curso

De la última edición de los Cuentos de Chéjov (Alba) al penúltimo fenómeno de la ficción seudohistórica y thriller con pátina intelectual, El enigma del cuatro, de Ian Caldwell y Dustin Thomason (Roca), hay un mundo. La oleada de novedades anterior a las vacaciones no es menor.

La novela negra y la intriga de espías tienen estos días un lugar preeminente en los mostradores. En ellos están las andanzas de la detective de Botswana Mma Ramotswe en Las lágrimas de la jirafa, de Alexander McCall Smith (Umbriel/La Campana); el ajuste de cuentas con el pasado de Francisco González Ledesma en Tiempo de venganza (Planeta); Sueños de perro, de Guillermo Orsi, II premio Umbriel de la Semana Negra de Gijón; Los crímenes de Oxford (Destino), de Guillermo Martínez, mezcla de intriga policiaca y desafíos matemáticos; Guapa de cara, de Rafael Reig (Lengua de Trapo), y dos grandes, John Le Carré, con Amigos absolutos (Areté, Edicions 62), y Graham Greene, de quien se recupera Brighton Rock (Edhasa).

Recientemente ha aparecido una novela que intenta describir las horas previas al derrumbe de las Torres Gemelas de Nueva York desde dentro, Windows on the world, de Frédéric Beigbeder (Anagrama/La Campana), un título que acompaña a la ficción política ¿Arde Nueva York?,

de Dominique Lapierre

y Larry Collins (Planeta/Columna). Al otro lado del mar, de Ethan Canin (Salamandra); Diario, de Chuck Palahniuk (Mondadori); La dama y el unicornio, de Tracy Chevalier (Alfaguara/La Magrana), y Busca mi rostro, de John Updike (Tusquets), son otros títulos destacados de la narrativa extranjera, así como el ensayo Koba el temible, de Martin Amis (Anagrama), y el ilustrativo libro sobre Israel de Saul Bellow Jerusalén, ida y vuelta (Península).

Buena parte de las novedades de autores españoles se reservan para la rentrée. Mientras, se pueden pescar algunas antologías -la de cuentos Los nuevos inquisidores, de Javier Tomeo (Alpha Decay), y la de escritos dispersos Entre paréntesis, de Roberto Bolaño (Anagrama)-, y una novela recuperada del pasado, El húsar, de Arturo Pérez-Reverte (Alfaguara).

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