Un campeón ridiculizado

En Japón causan furor las grandes estrellas del fútbol europeo; los ases de las Ligas más potentes, como Cañizares y Aimar. Uno, con su pelo desordenado teñido de rabioso amarillo; otro, con sus greñas y su cara de no haber roto un plato en su vida. Los críos y adolescentes nipones se mueren por un autógrafo de cualquiera de estos cracs, acuden en masa a ver entrenarse -2.500 espectadores en el estadio Big Swan, de Niigata, el viernes- a sus ídolos, a quienes fotografían con sus teléfonos móviles a la vez que miran ensimismados lo que ocurre en el césped. Una locura. Pero ocurre que luego, después de tanto agasajo y expectación, de que la prensa japonesa le dedique sus portadas, el vigente campeón de la Liga española y de la Copa de la UEFA es vapuleado por un equipo local, el Albirex Niigata. Qué decepción, qué desconsideradas son estas estrellas europeas.

En el primero de los dos partidos que tiene previsto jugar en su gira por tierras asiáticas -el próximo, el miércoles, ante el Kashima Antlers, de Tokio-, el Valencia salió esquilado frente al Albirex, un modesto de la Primera División nipona que tuteó a su poderoso rival desde el principio. El conjunto japonés dio buena cuenta de una defensa descoordinada y fallona, con Carboni haciendo funciones de central y uno de los nuevos refuerzos valencianista, el portugués Marco Caneira, fichado del Girondins, de lateral zurdo. Un desastre.

Los 40.000 aficionados que presenciaron el encuentro debieron de llevarse un chasco monumental. ¿Ésta es la defensa que lleva acaparando elogios desde la primera etapa de Claudio Ranieri en el Valencia, desde finales de los años 90? Sin Ayala ni Marchena, la zaga valencianista dejó mucho que desear, algo que aprovechó la terna brasileña del Niigata: Edmilson, Fabinho y Oseas. Éstos imprimieron una velocidad al juego que dejó en evidencia al equipo de Ranieri, aún en rodaje y con pocas ganas, por lo visto, de causar buena impresión a su legión de admiradores.

El Albirex empezó a mascar la victoria a partir de la media hora de juego. Fue entonces cuando Oseas rompió el empate a dos. Tres minutos antes del descanso, Hak batía con un gran chut desde fuera del área a Cañizares, cuyo prestigio salió malparado.

En la segunda parte, los italianos Fiore y Di Vaio dieron otro aire al Valencia, que pasó a controlar el choque con más determinación, aunque sin crear apenas ocasiones. Los constantes cambios en ambos bandos interrumpieron el juego a menudo, algo que tuvo un reflejo negativo en el partido. Al final, el Albirex aumentó su ventaja merced a un tanto de Kurihara.

Si la pretemporada es tiempo de ajustes, el Valencia tiene todavía tiempo para ensamblar sus piezas. Varapalos como el de ayer pueden tener un efecto dañino para cualquier equipo si se repiten durante la preparación veraniega. El miércoles, en Tokio, el grupo de Ranieri puede recobrar el crédito perdido en Niigata. Los fervorosos hinchas japoneses estarán muy pendientes.