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'La noche temática' explora el subsuelo de la Grecia olímpica

Las obras para los juegos desentierran mil tesoros arqueológicos

Javier Sampedro

Los juegos, que se celebran el mes que viene, han requerido la construcción de estadios, residencias para atletas y periodistas, carreteras y autovías, túneles de metro y tramos de ferrocarril. Sería un reto para cualquier ciudad, pero en Atenas -o más bien en toda la región de Ática, que agrupa a un tercio de la población griega-, donde la historia clásica se apila en estratos y estratos bajo el suelo contemporáneo, el esfuerzo para compatibilizar las obras con la preservación del pasado ha sido titánico.

El servicio griego de arqueología ha tenido que trabajar a toda presión. A menudo les avisaban con sólo una semana de antelación de que iban a empezar las obras en un solar de Atenas, de Marusi o de Maratón, y en esos siete días han tenido que rescatar valiosas tumbas del siglo VI antes de Cristo, vasijas decoradas por el gran pintor Ajileos, contemporáneo de Pericles, casas enteras de la época protoheládica, canalizaciones que surtían a la Atenas de hace dos mil años, cerámicas, estatuillas y otros mil testigos de un pasado deslumbrante. Ésta es la historia que narra 'Excavaciones de salvamento: una carrera olímpica' (1.15), uno de los dos documentales que incluye esta noche La noche temática.

Los arqueólogos calculan que han tenido que comprimir en dos años un volumen de trabajo que normalmente hubiera llevado 50 años. Sin embargo, es probable que la mayor parte de esos tesoros no hubiera salido a la luz de no ser por los juegos olímpicos. Hay sitios en los que a nadie se le hubiera ocurrido hacer una excavación -excepto a una empresa constructora, por supuesto- y, si los griegos extrajeran todos los tesoros que alberga su subsuelo, no habría espacio en todo el país para construir los museos necesarios.

La relación de los griegos con la arqueología es especial: la pisan todos los días. "El servicio arqueológico es el verdadero freno al desarrollo de este país", opina un ciudadano ante la cámara. El escritor Takis Theodoropoulos habla de una "relación psicopatológica" entre la Grecia clásica y la actual. Los arqueólogos se saben odiados, pero insisten una y otra vez en la necesidad de preservar los yacimientos más valiosos. Si les dan tres días antes de meter el martillo neumático, bien venidos sean los tres días. Gente práctica, en el fondo.

Las obras del estadio olímpico de Atenas, por ejemplo, condujeron al inesperado hallazgo de tres de los cuatro pozos que se conectaban al acueducto de Adriano, una asombrosa obra hidráulica impulsada por el emperador romano que, en su mayor parte, estuvo en uso hasta finales del siglo XIX. Junto a las canalizaciones olvidadas del acueducto, que en algunos tramos están a 20 metros de profundidad, han aparecido los rastros de algunas calles de hace dos milenios. Una parte se ha preservado, y podrá visitarse, pero otras se han perdido bajo el nuevo estadio. Tal vez se recuperen dentro de otros 2.000 años, junto con el nuevo estadio.

El otro documental, 'Cuando los dioses coronaban a los hombres' (2.10), resume el siglo y pico de excavaciones arqueológicas, en gran parte dirigidas por equipos franceses y alemanes, que han recuperado la otra Grecia olímpica, la de los Juegos de la Antigüedad que, cada cuatro años, dejaban en suspenso el insaciable fervor guerrero de espartanos y atenienses y acogían en ciudades menores, como Olimpia o Delfos, a un público entregado a las proezas atléticas de la antigüedad, no muy distintas de las actuales, si bien se mira. El largometraje Sin límite (23.15) completa la entrega.

Cartel conmemorativo de los Juegos Olímpicos de 1896, celebrados en Atenas.
Cartel conmemorativo de los Juegos Olímpicos de 1896, celebrados en Atenas.

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