La nueva dirección de la CHE revisará las elecciones de los regantes del Ebro
La autoridad hidrográfica se plantea devolver la presidencia al vencedor de los comicios
La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) estudia invalidar las polémicas elecciones de la comunidad de regantes de la margen izquierda, en el delta, que en el año 2002 ganó una candidatura opositora pero que la oficial impugnó y terminó por renovar la presidencia. La CHE, con un nuevo presidente nombrado por el PSOE desde hace dos meses, tiene sobre la mesa la resolución de un largo y complejo conflicto entre un sector criticado por mantener una posición favorable al trasvase del Ebro y otro sector contrario, que tiene también una vía abierta en los tribunales.
Otra opción que baraja la CHE al margen de anular aquellos comicios, según fuentes del Gobierno catalán, sería dejar sin efecto una anulación de 3.000 votos de la candidatura opositora, que fue lo que propició que Joel Bonet renovase la presidencia.
Fuentes cercanas a Bonet señalaron ayer que invalidar las elecciones supondría el inicio de un largo proceso jurídico ya que, a su entender, esta decisión es de dudosa legalidad. Sin embargo, estas mismas fuentes aseguraron que aceptarían revisar ahora aquellos 3.000 votos, que fueron emitidos por tres cooperativas, y que cada particular ratificase o modificase su sufragio. No obstante, la candidatura opositora de Lluís Pegueroles asegura que este proceso no es necesario, porque cada regante ya ratificó sus votos ante notario. Pegueroles ha planteado a la nueva dirección de la CHE que se celebren unos nuevos comicios, pero modificando su reglamento, previo pacto con el sector de Bonet, y que únicamente pudiera votar de forma personal cada regante, impidiendo los votos delegados y las cesiones de voto.
De momento, el Gobierno catalán y la CHE ya se han sentado para acordar una solución a uno de los conflictos más sonados en las comarcas del Ebro, en el que ambas partes denunciaron que la otra candidatura había usado votos con defectos de forma y otros inválidos, incluso de personas ya fallecidas.
Si la CHE decidiera invalidar aquellas elecciones, nombraría automáticamente una junta gestora, integrada por ambos sectores y por representantes de la Administración del Estado, que tendría como único objetivo convocar unas nuevas elecciones. De todas formas, la solución que prefiere el Gobierno catalán es que el órgano gestor de la cuenca del Ebro readmita los polémicos 3.000 votos, con lo que la candidatura que encabezaba Lluís Pegueroles, vinculada al movimiento antitrasvasista, obtendría la presidencia de forma "rápida". De hecho, fuentes cercanas al sector de Bonet admiten que la validez o no de estos votos "depende de la interpretación del reglamento".
En cualquier caso, la predisposición del Gobierno catalán a que el sector de Lluís Pegueroles se haga con el mando de la comunidad de regantes de la margen izquierda quedó clara en la primera reunión del Consorcio de Aguas de Tarragona (CAT) tras las elecciones autonómicas, a la que el presidente actual, Joel Bonet, ni siquiera fue convocado.
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