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Reportaje:MÚSICA

Los genes de Bebel Gilberto

Me dicen: 'Bebel, has tardado cuatro años en grabar el segundo disco'. Y yo contesto: 'Antes me preguntaban por qué me había demorado toda la vida para hacer el primero'. Cuatro años es una marca mejor. El próximo sólo tardará dos", dice riendo.

En realidad no esperó hasta los 33 años -ahora tiene 38- para entrar en un estudio. Con 16 ya había grabado sambas antiguas para un proyecto cultural y un EP pop. "La sensación de tanta gente a la espera de lo que haces es horrible" afirma a propósito del nuevo disco.

Asegura que ha nacido una nueva Bebel. "Siempre fui muy independiente y podía desaparecer si quería. No contestar el teléfono, esconderme bajo la cama. Hoy ya no puedo hacerlo. Hay una compañía, empresario, abogado, contable...". Le invade cierta nostalgia de aquellos días sin responsabilidades. "Mucha", dice con voz de pena. "Aunque también el vacío era muy grande. Es bueno saber que tienes una vida. Cuando alguien me decía 'en octubre voy a estar haciendo eso', pensaba '¡Dios mío!, si yo no sé ni lo que haré la semana que viene".

"Intento decir que no hago bossa nova porque sería ir por el camino de papá. Así que digo que es música brasileña moderna". Grabado en Nueva York, Londres, Río de Janeiro y Salvador de Bahía, y con producción de Marius De Vries (Björk, Madonna), el nuevo disco comienza con Baby, una canción de Caetano Veloso, de los tiempos tropicalistas. "Quise darle un tono irónico porque es parte de mi personalidad. La letra es algo psicodélica". Explica que la edición inglesa empieza con otro corte: "Ellos siempre tienen que hacerlo todo diferente".

El impacto de Tanto tempo -el tercer disco brasileño más vendido en Estados Unidos de toda la historia- le pilló desprevenida. ¿La razón del éxito? "Suerte", dice rauda. En Brasil han sido más reacios a aceptar a esta cantante que acude a fiestas de Lou Reed o Pedro Almodóvar y entre cuyos admiradores se menciona el nombre de Bill Clinton. "Un día haré de Carmen Miranda en el cine. Antes de hacerme mayor. Un proyecto que llevo en el corazón aunque se necesita mucho dinero. Es el mayor icono de Brasil y estoy loca por ella". "De no haber sido por Suba yo ahora no estaría aquí", afirma. Suba, Mitar Subotic, productor yugoslavo afincado en São Paulo que murió durante el incendio de su estudio en mitad de la grabación de Tanto tempo. "Lo conocí en el Carnegie Hall de Nueva York en 1998. Canté esa noche con mi padre y hubo una tensión horrible entre los dos. Me había pasado la mitad del año concentrada para preparar esa actuación y dos días antes me dijo que yo no iba a cantar. Al final se arrepintió, y yo, burra de mí, canté, y no debería de haberlo hecho".

"Mi padre vive encerrado con las cortinas echadas. Agarra la guitarra y está tocando veinte horas sin parar. Y adora hablar por teléfono". Hace año y medio que no se ven. "De pequeña, si venía gente a casa por la noche me despertaba para que cantase a sus amigos. Hubo épocas en que le escondía la guitarra en un armario para que no me hiciera cantar". Vivieron en Nueva York y en México donde João Gilberto grabó el disco con Farolito, Eclipse... "En 1970 fue para un concierto que acabó por no dar y alquiló una casa con un pavo real que me daba mucho miedo".

Con nueve años, Bebel ya había pisado el escenario del Carnegie Hall acompañando a Stan Getz y Miúcha. "Tuve clases de música brasileña con mis padres, mis tíos... sin saberlo". Con doce grababa jingles y hacía coros en discos de la familia. Chico Buarque la invitó a cantar A mais bonita en Francisco. "Mi tío es como si fuese mi padre y mis primas son mis hermanas. Pero después hay que cortar el cordón umbilical".

En 1991, tras la muerte de su amigo Cazuza a causa del sida, cambió las playas doradas de Copacabana e Ipanema por las frías aguas del Hudson. Llegó con una maleta a casa de su hermano. "A Nueva Jersey, el lugar más aburrido del mundo. Luego me mudé a casa de una amiga en Nueva York". Se ganó la vida como babysiter, maquilladora, modelo de pintura...

"No hablaba inglés y era lo mejor porque me quitaba la ropa y ya", recuerda riendo. Y empezó a trabajar con Towa Tei, Arto Lindsay, Thievery Corporation y David Byrne. "En Río estaba perdiendo el rumbo. De fiesta en fiesta. Era una celebridad sólo por ser la hija de mi padre. El mejor regalo es cuando vuelvo y me encuentro con personas que no creían en mí y me dicen

: 'Bebel, estoy tan orgullosa de ti".

La cantante brasileña Bebel Gilberto.
La cantante brasileña Bebel Gilberto.

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