El secreto está en la plaza

No falla ni un solo día. A las ocho en punto Joaquín López Godoy, propietario y gerente del Bar Casa Joaquín en Almería, asoma por la calle del Quinto Toro derecho al puesto de su amigo José Alonso, el hijo de Melchor. "Es el que mejor gamba roja vende de toda la plaza", comenta con rictus serio. A José le compra para la jornada tres kilos de gambas que se suman a los tres de cigalas adquiridos en el puesto de José Tijeras, más 10 piezas de San Pedro (Gallo Pedro en Almería) y algún rodaballo adquiridas a ambos. Palmadas en la espalda y motes cariñosos evidencian una confianza de años. "Aquí en Almería hay muy buen pescado. Entra mucho de la lonja de Vigo para abastecer a los restaurantes de la costa. He visitado otros mercados y puedo asegurar que el de Almería es muy bueno".

En su restaurante, la carta se restringe al embutido de alta calidad que viene de fuera de la provincia y al pescado fresco del día que haya en la plaza, sin olvidar las chuletillas de cabrito. Un plato de tomate raf, filetes de anchoas en aceite con cogollos de lechuga, mojama, pijotas, quisquillas, cigalas, gambas, gambón rojo de Garrucha y jamón de pata negra sirven para abrir boca antes de los platos elaborados, siempre en sartén y cazuela: gallo pedro frito, rape en salsa de almendras, rodaballo, chuletas de cordero con ajos, calamar en aceite y ventresca de atún rojo encebollada. Acompañados siempre de una variedad imponente de vinos de una bodega cuidada.

"El secreto del éxito es simplemente la calidad del producto, usar un aceite bueno y utilizar la sartén, por supuesto. Y todo empieza por la plaza, adonde vengo todos los días", explica. Los puestos donde se abastece son los mismos desde hace 40 años, cuando su padre regentaba el negocio.

Tras la compra del pescado toca la visita a Luis Díaz López, en la planta de frutas y verduras. Luis se encarga de surtirlo de los mejores dátiles dulces de la provincia, de hortalizas y frutas como la piña y el mango. "Joaquín es el hombre de la calidad. Hoy se ha llevado mango maya, que es una variedad nueva de origen mexicano, aunque el que vendemos aquí procede de Israel. Se ha llevado cinco cajas, lo equivalente a 30 kilos. Y también picotas y melocotón de Cartagena de calibre 15, que es de más calidad que existe", explica el tendero. Tanto Joaquín como Luis pertenecen a la tercera generación de un familia de hosteleros, el primero, y de dependientes del mercado de abastos, el segundo. El abuelo de Luis empezó en 1920 su negocio de frutas y verduras; el de Joaquín, en 1918 con una tasca que ha evolucionado a la selecta taberna donde pillar mesa -sólo hay cinco- se convierte en misión casi imposible. "He tenido oportunidad de ampliar el negocio pero estamos bien así", justifica.

Los vecinos de Almería y los visitantes ya se tienen aprendida la lección: Casa Joaquín ya tiene reservas para los días de feria en agosto. Joaquín se encarga de la intendencia diaria y la gerencia del local de manera directa, pero la protagonista de la labor fundamental junto al fogón es su madre, Encarnación Godoy, ayudada por su hija. Una labor que los clientes le agradecen de forma reiterada y, a veces, singular, como recuerda Joaquín. "Un ganadero comió una vez en el restaurante tras visitar una feria. Le gustó mucho lo que comió. Hasta el punto de que le mandó un ramo de flores".