Las flechas llevan a Atenas

El 4 de agosto de 1992 el equipo español de tiro con arco ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Barcelona. El sevillano Felipe López Garrido, que entonces tenía 15 años, lo estaba viendo por la tele y pensó lo mismo que piensan la mayoría de los telespectadores: "Yo quiero una como esa". Aunque en su caso el sueño no era tan ingénuo porque para entonces ya se había colgado una medalla de bronce en el Campeonato de España infantil. "Yo ya competía, pero mi tercer puesto y el oro del equipo español fueron los que me motivaron para seguir", reconoce López, que ahora, 12 años después se prepara para representar a España en Atenas en la prueba individual masculina de tiro con arco.

Reconoce que "hay posibilidades" de hacer lo que aquel día vio por la tele, pero prefiere ser cauto. "Me conformo con hacerlo bien y terminar contento. Si me traigo una medalla, mejor", dice, antes de advertir de que en la prueba de tiro con arco "interviene mucho la suerte". El azar empareja a los 64 rivales, que se juegan cada eliminatoria uno contra uno a 18 flechas. "Eso no es nada", asegura López, "porque a 18 flechas no hay margen para que destaque uno bueno de uno mejor. Quien falle pierde". "Espero que la suerte esté conmigo y no con los demás", afirma.

Aunque López no va a plantarse en Atenas para ponerse en manos de la fortuna. Su plan de entrenamiento está pensado para dejar al azar un mínimo poder de decisión. Cada día trabaja la técnica, el cuerpo y la mente. A lo primero es a lo que dedica más tiempo y algunos días llega a lanzar 500 o 600 flechas. Después, alrededor de una hora y media de pesas para poner a tono los músculos. Y dos o tres días a la semana, toca fortalecer la confianza en sí mismo con la ayuda de un sofrólogo, un psicoterapeuta que emplea técnicas de relajación de inspiración oriental.

Cuando se acerca una cita deportiva importante, como la que le lleva a Atenas, López se centra en su papel de arquero, pero el resto del año compagina el deporte con su trabajo de militar en la base aérea de Torrejón de Ardoz. Las mañanas, de 8.00 a 14.30, se las dedica al ejército y las tardes, de 16.30 a 21.30, se entrega al arco.

Vive desde hace dos años rodeado de deportistas en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid y cuenta con la ayuda económica de la federación española y de la Fundación Andalucía Olímpica gracias a dos becas cuya cuantía prefiere no revelar, pero asegura que no le dan para vivir. "Tengo que trabajar para comer", afirma, aunque reconoce que en la base "se están portando bien" y le están concediendo todos los permisos que necesita para acudir a las competiciones. Lo que no tiene aún muy claro es si también le dejarán coger unos días de vacaciones después de los juegos. . "En septiembre me quiero ir unos días a la playa, pero a ver qué me dicen en el trabajo. No es fácil", asegura.

Para irse a Grecia le han concedido en la base casi 20 días. Se va a Atenas el 6 y tiene billete de vuelta para el 23. Son sus primeros Juegos, pero cree que la competición "no será muy diferente" de cualquier otra de las que ha disputado. Aunque sabe que el ambiente sí que será distinto: "Mola eso de poder cruzarte con deportistas de élite", dice. "Quiero ir a ver a algunos amigos de otros deportes y me gustaría poder estar en los 100 metros lisos de atletismo. Aunque tenga que pagar la entrada", afirma.