El Banco Mundial y el petróleo
Después de un largo proceso de tres años, el próximo 3 de agosto el Banco Mundial tomará una decisión respecto a la Revisión de las Industrias Extractivas (RIE).
Mientras el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, el Banco Mundial parece ser la única institución internacional que llega a tropezar con ella tres, cuatro y las veces que sean necesarias. Después de todos los ejemplos sobradamente conocidos y documentados de violaciones de derechos humanos, corrupción y desastres ecológicos por parte de empresas petroleras en países como Ecuador, Camerún, Nigeria, Guinea Ecuatorial, etcétera, parece que el Banco Mundial se resiste a abrir los ojos. Las inversiones del banco en materia petrolera realizadas sin unas condiciones previas de gobernabilidad y transparencia, y sin priorizar los objetivos de reducción de la pobreza y desarrollo sostenible, no harán más que golpear a estos países, ya de por sí fuertemente castigados por la pobreza en que se encuentran inmersos.
Es por ello que, desde la sociedad civil internacional y española, se ha iniciado una campaña para solicitar al Banco Mundial que reajuste sus políticas en materia de industrias extractivas. El objetivo es que estas políticas incluyan una comprensión global de los problemas que generan las industrias extractivas en los países del Sur, y poder así incorporar en las actuaciones del Banco Mundial posibles soluciones a los desafíos que conlleva la gobernabilidad, la preservación social y ambiental, y el respeto a los derechos humanos.
Sin duda, la Revisión de las Industrias Extractivas, y más concretamente la votación del día 3 de agosto, es una ocasión única para conseguir los objetivos de reducción de la pobreza y promoción del desarrollo sostenible. Como consumidores "responsables" de petróleo que deberíamos ser todos y todas, nuestro deber es exigir que el Banco Mundial no deje escapar esta oportunidad.
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