Los F-16 patrullan sobre Boston
Boston, la cuna de la revolución americana, afronta una semana agitada, con grandes incomodidades para sus habitantes: las autoridades han cerrado más de sesenta kilómetros de autopistas y avenidas hasta el próximo jueves para controlar en la medida de lo posible los movimientos próximos al Fleet Center, el complejo en el que se celebra la convención. Desde el pasado viernes se cerró también la Estación Norte, un intercambiador de transportes en el que coinciden metro y trenes de cercanías y que utilizan más de 20.000 personas cada día.
Además de los F-16 que sobrevuelan Boston, habrá 3.000 agentes de policía federales y locales desplegados en la ciudad, algunos con ordenadores portátiles para agilizar las identificaciones. Hay guardacostas de la Marina patrullando por el puerto y el río Charles, equipos especiales con perros y arcos de seguridad, y vigilancia estricta de la zona reservada para los que quieran manifestarse contra la convención, cerca del Fleet Center. Los tejados están ocupados y las alcantarillas, controladas. Se han retirado de las zonas sensibles papeleras, buzones y hasta las máquinas de venta de periódicos: todo aquello en lo que se pueda ocultar una bomba. Y están desplegados por la zona de especial protección robots especializados en la detección de explosivos. El Congreso aprobó un presupuesto extraordinario de 50 millones de dólares para costear las medidas especiales de seguridad en cada una de las convenciones, pero los costes reales podrían ser muy superiores.
La tarea de atravesar los controles para las 35.000 personas que acuden a la convención -5.000 delegados, 15.000 familiares e invitados, alrededor de 15.000 periodistas y técnicos- será un verdadero desafío. Pero todas las medidas se aceptan, porque a dos de cada tres norteamericanos les preocupa, según un sondeo reciente, que haya atentados terroristas en Boston o en Nueva York, donde se reunirán los republicanos dentro de un mes. El pasado jueves, el Departamento de Seguridad Interior reiteró la advertencia ya hecha en mayo de la posibilidad de atentados durante el verano.
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