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LA DEFENSORA DEL LECTOR
Columna
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Con buen humor

De vez en cuando, y quizá como antídoto para no caer en la desesperanza, es bueno tomarse las cosas serias, como los múltiples y variados errores que cometemos en este periódico todos los días -y que ustedes nos señalan implacables- con sentido del humor. Por eso, esta Defensora les invita a sonreír con los reflejados en esta columna, a tomárselos con buen humor. El mismo del que han hecho gala algunos lectores al expresar sus quejas.

Por ejemplo, Ricardo Cuesta Lucas, que encabeza su larga queja con un Mortadelo y Filemón ya indicativo de por dónde irán los tiros, cuestiona con ironía la información titulada La policía alerta del peligro de dos bandas juveniles que asaltan hoteles y gasolineras, publicada el 19 de julio en la portada y páginas interiores del cuadernillo de Madrid, firmada por José Antonio Hernández. "¿Alertan? ¿No es la policía la que debe ser alertada por los ciudadanos cuando se comete un delito del que desean ser protegidos? Veamos: 'Por la mañana visten ropa deportiva y de marca y se pasean en espectaculares coches de lujo. (...) Por las noches, en cambio, se enfundan pasamontañas (...) y capuchas de muñecos de Disney (...), cogen bates de béisbol, cuchillos jamoneros y barras de hierro...'. (Digo yo que mejor les detengan por la mañana, cuando no lleven los cuchillos esos, no sea que, en un descuido, se vaya alguien a cortar y se le infecte). Por si fuera poco, son '(...) difíciles de desmantelar, ya que sus miembros cometen los robos y asaltos encapuchados para que no se les vea la cara en las cámaras de seguridad, y además llevan guantes (miserables) para no dejar huellas (clara alevosía)'. 'La policía les teme por su agresividad'. 'En el momento exacto emprenden huidas temerarias...'. 'Los agentes tienen grandes dificultades... debido a la diferencia de cilindrada de los coches (...)'. 'Cuando algún miembro cae en las redes de la policía, (...) dan la vuelta al coche y arremeten contra el de la policía (...)'. 'Se les atribuyen 10 asaltos a hoteles de lujo de Madrid entre febrero y marzo pasados'.

"Si la alerta", continúa el lector, "es para prevenir a la ciudadanía, llega ya caducada. Si el propósito es quejarse de las malas condiciones del trabajo policial, sugiero dar más cilindros a los coches de la policía (o permitir un pequeño trucaje de los motores, rebaje de culata, colectores individuales, llantas de aleación..., pintarlos de amarillo chillón) y denunciar a Disney por colaboración con banda armada. Si lo que pretenden es presentar un informe sobre actuaciones policiales, esta crónica abusa de dramatismo y carece de datos que la justifiquen. ¿Qué se pretende con esta 'noticia'?".

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José Antonio Hernández, autor de la información, explica: "Mi texto reproducía parcialmente el contenido de un informe policial al que tuvo acceso EL PAÍS -no se trataba de la habitual nota de prensa policial- y en el que, entre otras cosas, se describe el contexto social y marginal que rodea el nacimiento y proliferación de bandas delictivas juveniles en la Comunidad de Madrid. En ese informe, como contaba, la policía daba cuenta de la nueva detención de dos miembros de una de estas bandas, que ya habían sido detenidos, junto con otros jóvenes, a comienzos de este año en relación con una decena de atracos en hoteles. Entonces se les detuvo, quedaron en libertad por ser menores, y ahora, al menos dos de ellos, han vuelto a las andadas. En los atracos a los hoteles emplearon una violencia y temeridad fuera de lo habitual, según han relatado las propias víctimas".

José Antonio Hernández puntualiza: "Desde mi punto de vista, y parece que así lo consideraron también los responsables de la sección, la información tenía un claro interés para los lectores. Obviamente, toda la narración está basada en los datos que figuran en el informe, aunque intenté darle un enfoque menos oficialista y más periodístico. La información original era más extensa pero, sin duda por problemas de espacio, fue cortada en la edición, con lo que aparecen destacados los aspectos más expresivos del informe".

Quizá la versión policial se hubiera enriquecido con otros matices si, como contempla el Libro de estilo, se hubiera contrastado con otras fuentes.

Noticia repetida

No es habitual que en EL PAÍS se repita una noticia el mismo día. Y es menos habitual todavía que se repita en la misma página, ¡y con el mismo titular!, pero pasar puede pasar...

Un lector catalán, Quim Ruiz, se interesa por la duplicidad de la noticia titulada Cortefiel explotará la marca Antonio Miró en régimen de licencia (10 de julio, página 54 de la edición de Cataluña). "Aunque el titular es idéntico, el contenido, no, ni siquiera en un párrafo. ¿Qué ha pasado? Hipótesis:

1. Ambas noticias proceden de una nota de prensa de la compañía.

2. Una llega a la redacción de Madrid y otra a la de Barcelona.

3. Se produce un error en la maquetación y titulación de las noticias, sin advertir el duplicado.

Dos conclusiones (de Perogrullo): el error permite inducir hipótesis sobre el funcionamiento interno del periódico. Y una misma noticia se puede redactar de varias (al menos dos) formas distintas, ambas válidas".

Andreu Missé, subdirector de EL PAÍS en Cataluña, asegura que cuando vieron la página "nos quisimos abrir las venas". "Realmente, la duplicación de una noticia en una misma página es un fallo de organización y falta de control inexcusable, y da una imagen de falta de comunicación y dominio difíciles de justificar".

Pero Missé, sin justificarlos, explica cómo ocurrieron los hechos: la sección de Economía de Barcelona "vendió" la noticia por la mañana a Madrid, donde contestaron que no podía publicarse por falta de espacio. A partir de aquí, todo fue rodado. Un redactor de Madrid, que también tenía la noticia y desconocía la conversación con Barcelona, hizo la información. En Barcelona nadie sabía que en Madrid también tenían la noticia, y menos aún que habían decidido publicarla -seguramente porque se habló con personas distintas-. En Barcelona rediseñaron la página nacional para incluirla en su edición y no se dieron cuenta de la repetición de la noticia -porque quien decidió el rediseño era una persona distinta de quien había escrito aquélla-.

"Después de esta suma de despropósitos", dice Missé, "quisiera comentar que las dos versiones no son contradictorias a pesar de su distinto enfoque, aunque el título es literalmente el mismo, lo cual, por otra parte, agrava el error. La repetición de noticias es nuestra cruz y tormento. Pero sería bueno que el lector supiera que, aunque la edición que compra tiene 56, 64 o un centenar de páginas, cada día se elaboran más de mil en las distintas ediciones. El cruce de cambios, rediseños y modificaciones es impresionante. Y el fallo está siempre donde menos lo imaginas".

Como bien apunta el lector, una misma noticia puede redactarse de formas distintas y ser todas válidas. En el caso que nos ocupa, el redactor de Madrid consultó con unas fuentes para ampliar la notificación oficial de las empresas a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, y la redactora de Barcelona con otras. En ambos casos, las declaraciones fueron entrecomilladas. Y había diferencias, pero ninguna contradicción en lo esencial.

Exceso de corrección

Un lector, Pablo López Gómez, comenta con cierta guasa la información titulada Detenido un pederasta que filmaba sus abusos a 25 menores (9 de julio, página 28 de Sociedad), firmada por Andreu Manresa. "Al final de la noticia se precisa que tan ejemplar ciudadano era 'miembro de un grupo étnico dedicado a la venta de chatarra y motos de segunda mano'. A pesar de que he buscado a conciencia en un libro muy gordo, no he encontrado ninguna etnia que se distinguiera por tales rasgos. ¿No existirá para la etnia de ese señor una forma más clara de definición". Otra lectora, Anahita Nasirossadat, también critica la descripción. "Imagino que el autor de la noticia quería decir que Fernández es de etnia gitana, pero no ha escogido la mejor forma para ello".

El autor de la información, Andreu Manresa, reconoce que quiso evitar cualquier referencia discriminatoria. "La descripción complementaria, que pretendía ser respetuosa y ajustada al esqueleto de la noticia -el acusado comerciaba con vendedores ambulantes de un clan de chamarileros al que pertenecía-, fue desafortunada".

El Libro de estilo de EL PAÍS especifica que no debe citarse en las informaciones el hecho de que una persona sea gitana, a no ser que constituya un elemento fundamental de la noticia, un dato sin el cual la misma perdería sentido. Así que el redactor hizo bien omitiendo el dato, aunque sobraba el intento de "corrección política" .

Hasta septiembre

La Defensora del Lector, con motivo de las vacaciones, interrumpe su columna dominical hasta el próximo mes de septiembre.

Los lectores pueden seguir escribiendo por carta o correo electrónico (defensora@elpais.es).

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