_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Antisemitismo francés

Parece necesario volver al antisemitismo francés porque la calumnia no cesa. Ayer, aquí, el escritor político André Glucksmann, llamado "filósofo francés" pero escritor judío comprometido, explicaba las "Fuentes del antisemitismo francés" como una cuestión de la izquierda y de los árabes franceses y sus descendientes. El empeño de estos pensadores es el de mostrar que el antisemitismo es de izquierdas, unido al "antiamericanismo", que es algo que no existe. El antisemitismo francés tiene un origen en la extrema derecha intelectual que reaccionó a la revolución de 1789 y contra la igualdad: escribió entonces el conde de Gobineau su Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, y escribieron Gustavo Le Bon y Joseph de Maistre (no confundirle con Xavier); ellos, el inglés W. H. Chamberlain y otros pensadores de las "democracias" dieron la letra al fascismo de Mussolini y el nazismo de Hitler. El activismo del coronel La Roque, los "Cruces de Fuego", puso la violencia ("cruces de fuego" se tomó de las del Ku Klux Klan en el sur de Estados Unidos) desde su condición de antiguos combatientes. El Ejército en pleno, y el Estado, y media Francia, fueron antisemitas en lo que se conoce como caso Dreyfuss: un oficial judío juzgado, condenado y enviado al penal como culpable de traición; fue salvado por los intelectuales de izquierdas, encabezados por Zola: la palabra "intelectual" tiene desde entonces el sentido que apenas conserva hoy de sumar el valor de unas firmas tenidas por importantes en el campo del pensamiento científico, artístico o literario contra una injusticia de Estado. Dos jefes de Gobierno, Mendes-France y antes Leon Blum, fueron boicoteados porque eran judíos, y un presidente del Senado no pudo ser presidente de la república porque era negro (Gaston Monnerville).

El racismo francés se manifiesta hoy de manera especial contra los árabes en mucha mayor medida que contra los judíos: como en España. El partido de Le Pen, segundo en las elecciones presidenciales francesas, está fundado en el racismo contra los islámicos, a los que su fundador torturó con sus propias manos cuando era paracaidista en Argelia. La intención de estos "filósofos": apoyar a Israel y Estados Unidos en la guerra contra el mundo árabe, y denunciar como antisemita de izquierdas al que no acepta lo que hace Sharon en Palestina. Y los filósofos de aquí llaman terrorista a quien pretende un diálogo vasco. No tienen límites. Fascistas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_