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Reportaje:FÓRUM DE BARCELONA | Exposición en el recinto

Ponerse en la piel del otro

El espacio de la feria del Fórum alberga más de 50 propuestas de ONG sobre cooperación y prevención de conflictos

Lluís Pellicer

"Entre 1975 y 1999 se comercializaron 1.398 nuevos medicamentos. De ellos, ¿cuántos crees que fueron desarrollados específicamente para el tratamiento de enfermedades tropicales, que afectan a los países más pobres?", lee una voluntaria de Médicos sin Fronteras a un curioso visitante. Sin estar muy seguro, el chico elige la última opción y acierta. "Muy bien, 11, lo que sólo representa el 1% del total. El resto fue para productos de índole militar o para uso veterinario", asegura la voluntaria.

Desde ayer, la feria del Fórum de las Culturas alberga más de 50 propuestas e iniciativas de varias organizaciones no gubernamentales que dedican sus esfuerzos a la cooperación para el desarrollo y la prevención de conflictos. Para exponer su trabajo llevarán a cabo tareas de sensibilización desde la plataforma que les ofrece el Speaker's Corner o bien desempeñando acciones más imaginativas, como la campaña de vacunación contra la indiferencia de Médicos sin Fronteras o la reproducción de un campo de minas en el pabellón de la Cruz Roja.

Pero si algo sensibiliza es ponerse en la piel del otro. El campo de minas de la Cruz Roja no es, ni mucho menos, tan vasto como los territorios sembrados de artefactos en los Balcanes y Afganistán, pero reproduce a pequeña escala el sufrimiento diario de las víctimas de las minas antipersonas. Ivonne Vernet, cooperadora de la Cruz Roja, cruza el campo ficticio mientras suena el estallido de estos explosivos. "Podría haber perdido la pierna o bien el brazo. Y dependiendo de la altura de la persona, se puede llegar a perder la vida", explica Vernet.

La cooperadora de la Cruz Roja se sabe de memoria todos los números posibles. Sabe que adquirir estos artefactos es barato -cuestan entre 3 y 30 euros-, pero que retirarlos es ya más caro, puesto que se requiere una inversión de hasta 3.000 euros por mina. Así que el remedio no sólo es desactivarlos, sino promover la Convención de Ottawa, por la que los 143 países firmantes se comprometen a desechar la idea de usar estos artefactos. "Estados Unidos, China y Rusia no han estampado su firma", lamenta Vernet.

A los conflictos armados, que suponen en muchos casos pérdidas humanas en campos minados, y las enfermedades que castigan a los países empobrecidos, se añade otra de las epidemias a las que las Naciones Unidas quieren poner fin en 2015: la hambruna. Pedro Váldez es miembro de Planet Finance Iberoamérica, una organización que desde hace seis años promueve la financiación de pequeñas empresas a través del microcrédito, del que opina que es "un excelente instrumento para apoyar a millones de personas en todo el mundo". "Nuestra contribución no sólo se da a través de la financiación, sino que promovemos la transparencia de las empresas y de las instituciones por medio de su calificación", aseguró.

Las ONG reconocen, no obstante, que su papel puede servir para aliviar la pobreza, pero que la erradicación de ésta depende de la voluntad de los gobiernos. Por ello, algunos de sus representantes pidieron ayer al Gobierno central que aumente la ayuda oficial al desarrollo y encamine estos recursos a la lucha contra la pobreza y por el bienestar social de las sociedades empobrecidas, y no a los intereses estratégicos españoles en estos países.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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