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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Selección propia del franquismo

Tras dos años de grandes sacrificios para la preparación de unas oposiciones al cuerpo de profesores de enseñanza secundaria, muchos opositores han sufrido el nuevo método de selección de la Comunidad de Madrid (más propio de la época oscura del franquismo), ya que este año se ha eliminado el carácter público de las oposiciones, por tanto ya no se puede saber nada de lo que hacen los tribunales al corregir los exámenes, qué criterios de corrección han tomado, si aprueban los "recomendados" o si simplemente han aprobado los mejores.

Esto ha propiciado que, después de 12 días de haber realizado la primera prueba, nos encontremos en la inmensa mayoría de los tribunales una lista con los aprobados y sus notas, siendo, curiosamente, muy similares entre ellos: sólo 11 nombres, de los 120 opositores que componían cada tribunal; repitiéndose, además, en casi todos los tribunales la nota "5.000" (difícil de conseguir, según la ley de Laplace y de la Probabilidad Condicionada, ya que es media de dos pruebas, cada una promediada entre cinco miembros del tribunal).

Lo que nos lleva a dudar de si los miembros de cada tribunal han seguido con franqueza la orden de convocatoria que regula esta oposición, que dice que "para la superación de esta primera prueba, los aspirantes deberán alcanzar una puntuación mínima en cada una de las partes igual al 25% de la puntuación asignada a cada una de ellas y una puntuación total, resultado de sumar las puntuaciones correspondientes a las dos partes, igual o superior a 5 puntos". ¿Sólo han alcanzado 5 puntos 11 personas de cada tribunal?

Pero encontramos más irregularidades (aunque no hayan sido generales), como el hecho de que, en el tribunal en el que me examiné, no se abrió públicamente el sobre cerrado con los exámenes, para evitar posibles sospechas sobre si alguien ha accedido antes que el resto de los opositores a dicho examen.

Agravándose esta situación cuando una opositora reconoce que en la academia en la que estaba preparándose esta oposición se les enseñó cómo resolver dos de los seis problemas propuestos en el examen a escasos días de la oposición. En definidas cuentas, un cúmulo de despropósitos que todos los opositores agradecerán que nunca más se repitiesen, sobre todo porque se juegan su puesto de trabajo ante un sistema de oposición público.

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