"La crisis en la UE por Irak se está cerrando"
Javier Solana Madariaga (Madrid, 1942) cree que tiene "el trabajo más apasionante que se puede tener en los tiempos que corren". Los líderes de los 25 países de la UE creen, además, que es el hombre para el puesto y, por eso, no sólo acaban de ratificarle como Alto Representante para la Política Exterior de la UE, sino que han decidido que sea el primer ministro europeo de Exteriores en cuanto sea ratificada la Constitución europea dentro de dos años.
Pregunta. ¿Qué diferencia habrá entre ambos cargos?
Respuesta. La UE evoluciona siempre poco a poco, sin sobresaltos, y el paso de una figura a otra no supondrá un giro de 180 grados. La función que he realizado estos cinco años, con los instrumentos disponibles, está al límite de la capacidad de aplicación, pero es necesario seguir dando pasos hacia delante, y la creación del ministro europeo de Exteriores es uno de los más importantes recogidos en la Constitución de la UE.
"Lo que queda de la Autoridad Palestina no existiría sin Europa. Eso hay que reconocerlo"
"Nuestra primera preocupación debe ser nuestros vecinos, los Balcanes, el Mediterráneo..."
P. ¿Por qué se da el paso ahora?
R. Porque ahora hay un compromiso para avanzar y concretar el papel internacional de la UE. La Europa ampliada a 25 países tiene una población que es el doble de la de EE UU y cuadruplica la de Japón. Su producto interior bruto es el cuarto del mundo. Es el primer donante de ayuda humanitaria en el mundo, la primera potencia comercial mundial... Por todo ello, tiene que ser un actor importante en la vida internacional. Es una obligación.
P. Hasta ahora no ha sido posible.
R. En la reciente historia, Europa ha sido escenario de guerras. De guerras que a veces exportamos fuera de nuestras fronteras. Hoy vivimos en un mundo globalizado, complejo, pero también cargado de esperanza. Los ciudadanos de la UE y las instituciones europeas deben ser conscientes de ello. Insisto en los ciudadanos, porque, a veces, los ciudadanos europeos no perciben que tienen obligaciones que van más allá de las nacionales, obligaciones fuera de nuestras fronteras europeas, obligaciones internacionales. Me gustaría que en España se pensara en estos términos. Porque es ésa la belleza de la UE en este siglo XXI. Nosotros ya hemos resuelto prácticamente los grandes problemas de nuestra propia casa gracias a que hemos construido este hermoso edificio de la UE. Ahora hay que ir más lejos: intentar hacer un mundo más equilibrado, más justo. Ésa es la gran obligación de los europeos.
P. En esta primera etapa como Alto Representante, ¿qué logros destacaría y qué carencias?
R. Destacaría la puesta en marcha de los mecanismos de gestión de crisis. No existían y hoy tenemos capacidad de analizar en tiempo real y de actuar en tiempo real en gestiones de crisis. Hay un comité permanente, que puede ser convocado en cualquier momento, de día o de noche, para responder a las necesidades de política internacional. Tenemos instrumentos de gestión de crisis civil e incluso de crisis militar. Dentro de muy poco tiempo asumiremos la responsabilidad de Bosnia-Herzegovina y hemos hecho operaciones importantes en África, donde hemos conseguido evitar catástrofes mayores.
P. Los ciudadanos europeos exigen aún más en política exterior y de seguridad común de la Unión. Así lo reflejan los sondeos.
R. Ninguna otra política se había puesto en marcha tan rápidamente como ésta. En menos de tres años. Fíjese, por ejemplo, lo que se tardó en poner en marcha la política de la moneda única. ¿Por qué? Porque se percibió la necesidad de avanzar más. Y, sí, los ciudadanos han ayudado muchísimo. Las encuestas sobre el estado de ánimo de los europeos han reflejado que los ciudadanos de la Unión quieren que Europa ocupe un lugar más importante en el mundo, que seamos capaces de solucionar problemas y crisis en el mundo, que hay muchos. Déjeme que me apasione un poco: los ciudadanos españoles, los franceses, los polacos... tienen que sentirse también ciudadanos europeos. Se necesita tener una ciudadanía europea que perciba, que sienta, que movilice, que presione...
P. Escuchándole parece que en estos cinco años le ha dado más satisfacción la política de seguridad que la exterior.
R. Es que en seguridad se partía de cero. Hablamos de crisis en el mundo, de conflictos, de enfrentamientos. La gente sufre, se mata a personas..., y evitar el conflicto es fundamental. Lo hemos hecho en Macedonia, en los Balcanes, con operaciones de diplomacia, de elaboración de nuevas constituciones, de ayudar a formar países que no tenían normas ni códigos. Lo hemos hecho en África, en la República del Congo.
P. Le preguntaba antes por las carencias en estos cinco años.
R. Ha habido grandes frustraciones. Citaré dos. La de Oriente Medio ha sido la peor para mí, porque he sido quizás la persona más implicada por haber seguido el proceso más tiempo en primera línea. No hemos avanzado como nos hubiera gustado y estoy seguro de que el ministro español de Exteriores opina lo mismo. Y he sufrido también el problema de que la UE no fuera capaz de reaccionar unida frente a la crisis de Irak.
P. Balcanes, Oriente Próximo e Irak. Como Alto Representante, después de haber dirigido la OTAN durante la guerra de Kosovo, usted se centró en los Balcanes.
R. No podía ser de otra manera. Los Balcanes son nuestros vecinos y, si no nos preocupamos de nuestros vecinos, ¿de quién nos vamos a preocupar?
P. Irak. ¿Se están cerrando las heridas que originó la más grave crisis interna en la UE?
R. Hubo una crisis muy profunda, pero se está cerrando, se esta curando. Quizás no del todo, aún hay alguna pequeña herida. Ahora lo importante es que el conflicto en Irak acabe bien: con unidad territorial, con un país estable que se incorpore a la familia del mundo árabe. En eso estamos todos de acuerdo, no hay diferencias. Europa ayuda en lo que puede. El ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Hoshyar Zebari, estuvo el lunes y el martes aquí, en Bruselas, y yo estaré el miércoles en El Cairo, donde estaré en la primera reunión de Irak con sus vecinos. Tengo el privilegio de estar invitado y hablamos de vecinos tan importantes como Siria, Turquía, Irán..., una zona del mundo difícil, pero enormemente atractiva porque, si conseguimos estabilidad en esa región, daremos un gran paso adelante.
P. ¿Pero se puede estabilizar esa zona sin solucionar antes el problema entre israelíes y palestinos?
R. No, no habrá estabilidad en la región si no hay una solución al problema entre el mundo árabe e Israel. Es necesario, por tanto, aplicar toda la energía en solucionar el problema. Desde Europa hemos hecho todo lo que hemos podido, pero no podremos llegar a una solución si no hay un concierto con los Estados Unidos. Los europeos podemos animar el proceso y lo hicimos al lanzar con EE UU, Rusia y la ONU la Hoja de Ruta, pero ahora nos cuesta aplicarla. Es muy duro y triste. Pero por muy frustrante que sea para mí, imagínese lo frustrante que debe ser para un palestino o para un israelí.
P. A Europa se le exige que se implique más, que presione más a Israel. A la vez, le acusan de antisemitismo o de financiar a terroristas palestinos.
R. A Europa se le ha acusado de todo. Nunca se le ha agradecido el servicio que ha realizado. Porque lo que queda de Autoridad Palestina no existiría sin Europa. Eso hay que reconocerlo. Se nos ha acusado de que parte del dinero ha ido a grupos terroristas. No es verdad. Los controles con el dinero son enormes. El dinero europeo es controlado allí por una persona maravillosa, Salam Fayyad, ministro palestino de Finanzas, que nos merece toda confianza. ¿Hay cuentas B o cuentas C en la Autoridad Palestina? Seguramente sí, pero afirmo que el dinero que sale del bolsillo de los europeos va a buenos fines. Se nos acusa de antisemitismo. Puede haber antisemitas, pero Europa no lo es y acusarnos de eso responde a una visión desproporcionada. Las acusaciones son duras, pero seguimos haciendo todo lo que podemos, con la mejor voluntad y el mejor empeño.
P. Irak también abrió una zanja entre Europa y EE UU. ¿En qué fase están esas relaciones?
R. En los últimos meses ha habido un giro de la política americana hacia posiciones defendidas por la Unión Europea. Por toda la Unión Europea. Siempre hemos defendido el valor de las Naciones Unidas, el multilateralismo. Estamos volviendo al compromiso en Naciones Unidas como foro válido para resolver los problemas.
P. Pero entretanto ha habido una guerra preventiva, unilateral, y se está demostrando que los servicios de inteligencia de países democráticos fueron usados para apoyar decisiones políticas ya tomadas previamente.
R. En lo que hemos leído estos días se observa que, o bien los servicios de información no tuvieron conocimiento adecuado de la realidad en Irak, o bien fueron utilizados políticamente. Yo creo que hubo una mezcla de las dos cosas y eso es muy grave porque los países democráticos deben tener claro que no puede haber manipulación de los servicios de inteligencia.
P. ¿Puede producirse otra guerra preventiva o la de Irak ha servido de vacuna?
R. El concepto de guerra preventiva o anticipatoria tiene que estar basado en la información. Si está manipulada, no es creíble, y entramos en una situación como la que desgraciadamente hemos vivido. Será difícil que vuelvan a darse circunstancias similares.
P. En diciembre, la UE aprobó su primer documento sobre Estrategia de Seguridad en el que se recogen los desafíos, amenazas...
R. Ese documento tiene un enorme valor. Cada país evalúa sus riesgos y cómo afrontarlos, pero ahora lo ha hecho la UE en su conjunto. Nuestra primera preocupación debe ser nuestros vecinos: los Balcanes, el Mediterráneo, Ucrania... Son nuestras fronteras. Luego, tenemos que preocuparnos por problemas de naturaleza estratégica, aunque no estén ligados a la proximidad geográfica. Este aspecto es el más nuevo para la UE, que debe preocuparse y ocuparse de problemas globales como el terrorismo internacional, la proliferación de armas de destrucción masiva, redes criminales organizadas, el cambio climático, la lucha tremenda contra la pobreza. No podemos luchar contra los síntomas, sino contra las causas. Es uno de los grandes valores que la Unión quiere llevar en su espíritu.
P. Dibuja usted un contexto internacional sin nombres y apellidos, pero en los conflictos claves actuales hay dos dirigentes, George W. Bush y Ariel Sharon, que no parecen facilitar la solución de las crisis mundiales.
R. Se trata de dos personas que están gobernando porque los ciudadanos de sus países así lo decidieron en unas elecciones. No puedo añadir nada más.
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