Excesos y defectos
Exceso de oferta. Esta es, sin duda, una de las peculiaridades del Fórum. Hay sobreoferta de exposiciones, de espectáculos y también de diálogos. Y cuando hablo de exceso no digo que esté mal, sino que ni siquiera la cosmopolita Barcelona es capaz de engullir, y menos digerir, todo lo que se le ofrece en estos cuatro meses. Existe el peligro de que una parte de esta oferta pase desapercibida hasta para los más entusiastas.
Esta semana, el índice temático de nuestra particular enciclopedia se ha parado en el término pobreza. Para ser más exactos, en la lucha contra la pobreza. Las estrellas han sido Muhammad Yunus y, a través de su persona, los microcréditos. Lo más interesante de este personaje es que, con su compromiso personal, nos ha hecho ver que un solo hombre, con un buen sueño, puede hacer mucho por cambiar la vida de miles de seres humanos. El riesgo de este debate, hacernos olvidar que las causas profundas de la pobreza, las razones de fondo que mantienen a tantos países en el subdesarrollo, no se combaten sólo con respuestas sencillas ni soluciones individuales. Hay demasiados intereses inconfesables y egoístas en el Norte que impiden al Sur superar su estancamiento.
También se ha hablado de ello en otro diálogo, que ha puesto el dedo en la llaga del turismo de masas. Hace años que algunas organizaciones de derechos humanos vienen denunciando que lo que podría ser una industria clave para el desarrollo se haya convertido en una nueva fuente de explotación colonial. El ex ministro Gómez Navarro ha llegado incluso a acusar a grandes operadores turísticos de aumentar la miseria del Tercer Mundo. Al fin, el mundo actual podría quedar reducido a una dialéctica permanente entre el exceso y el defecto.
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