El sur lúdico de Gran Canaria

En 1964, la inauguración de un restaurante y un complejo de apartamentos con 30 habitaciones significó el inicio del desarrollo turístico de Maspalomas. Cuarenta años más tarde, la gran playa que se extiende a ambos lados del vértice sur de Gran Canaria sigue siendo el emblema

turístico de la isla y recibe la visita de dos millones de personas al año. De aquel paraje desértico queda lo esencial: sol todo el año, temperaturas medias de 25 grados y su espectacular cordón de dunas. Y el intento, a día de hoy, de adaptación a un tipo de desarrollo sostenible opuesto al urbanismo desmedido del pasado.

La playa más meridional de Gran Canaria es una gran franja amarilla ininterrumpida de más de seis kilómetros de largo y 100 metros de ancho de ardiente arena fina. Es obligado caminarla -mejor durante la bajamar- desde la playa del Inglés, en la vertiente este, atravesando la amplia zona nudista en los alrededores de la Punta, hasta la playa de Maspalomas, coronada por su faro de 65 metros de altura. Allí, el restaurante El Senador ofrece un esmerado servicio y la posibilidad de degustar a escasos metros del mar pescados, mariscos y arroces. Para los más audaces, todavía es posible sentir el peso riguroso de la soledad en las más de 400 hectáreas de las dunas de Maspalomas, paraje protegido para el disfrute de naturistas que transmite la ilusión del desierto.

Acertar a la hora de elegir alojamiento es esencial. El Boulevard El Faro, moderna zona comercial detrás del faro de Maspalomas, es frontera de hoteles nuevos confortables y tranquilos entre los que destacan los dos de la cadena Riu. A ambos lados del paseo, el Gran Hotel Costa Meloneras y el H10 Playa Meloneras Palace constituyen extremos en lo que se refiere a su capacidad, 1.100 y 350 habitaciones, respectivamente. En los bajos del Costa Meloneras, el spa Corallium es una opción recomendable para pasar toda una mañana de relax. Entre sus instalaciones, destacan los efluvios a eucalipto de la sauna africana, las camas de agua del Útero Materno y la piscina de flotación. Muy cerca, el H10, más íntimo y a escasos metros de la playa de Meloneras, ofrece tratamientos de talasoterapia y aguas termales.

En diversas películas, Maspalomas ha sido sede de la Luftwaffe alemana durante la II Guerra Mundial, centro de desahuciados, lugar de naufragio de Cliff Richard y Los Shadows, paraíso de bellezas prehistóricas, fortín de conquistadores... Y en algún prestigioso cómic, destino preferido de la comunidad gay alemana. Con el centro comercial Yumbo como principal punto de encuentro, Maspalomas es un referente en Europa para el turismo homosexual. Desde 2001, la marcha que celebra el Día del Orgullo Gay se adelanta al mes de mayo para acoger a turistas y locales en un recorrido multitudinario bajo la bandera común del respeto a la diversidad. En el mismo Yumbo, Heaven, especializada en todas las variantes de house, es para muchos la mejor discoteca de la isla. Abierta a todos, sus clientes son mayoritariamente gays, muchos de los cuales continúan de día la fiesta en el animado chiringuito número 7 de la playa de Maspalomas, en la zona nudista.

Atardece y la sombra ha cubierto ya otro chiringuito de la playa, el número 3, que ofrece chill-outs los fines de semana desde las diez de la mañana hasta la caída del sol, con música en vivo, bailarinas, acróbatas y espectáculos de fuego y capoeira. Por la noche, la cena puede llevar a restaurantes como La Candela (cocina española e italiana creativa), El Gaucho (carnes argentinas con cantante melódico en vivo), El Rincón de la Casa Vieja (tradicional renovada), Greek Taverna (griega), Il Duomo di Milano (italiana y mediterránea) o El Portalón (cocina vasca). Para una velada especial, la terraza del Laguna, en un lugar privilegiado con vistas a la charca de Maspalomas, ofrece la posibilidad de degustar unas deliciosas tortas de millo con aguacate acompañadas de pasta negra con langostinos, su plato más demandado.

Maspalomas, la punta del heptágono que forma Gran Canaria, sigue recibiendo visitantes de toda Europa, con la especial fidelidad del turismo alemán. Y ha logrado atraer a un público muy diverso. La oferta incluye parques temáticos, posibilidad de practicar deportes náuticos, zonas comerciales, clubes de karting y submarinismo, campos de golf, casinos, fiestas de espuma... Y los más atrevidos pueden dar un salto en caída libre -solos o en tándem- desde 3.500 metros de altura al centro de la playa al atardecer.