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INCENDIO EN EL CORAZÓN DE LA CAPITAL

El suministro eléctrico quedó restablecido por completo 29 horas después del apagón

Los vecinos del 6 de Cenicero y del 24 de Almadén no volverán a sus casas en dos meses

A las 19.30 de ayer quedó restablecido el suministro eléctrico a todos los clientes de Unión Fenosa afectados por el incendio declarado a mediodía del jueves pasado en la subestación de Unión Fenosa existente en la calle de Almadén. Habían transcurrido más de 29 horas. Sin embargo, las difíciles condiciones de la red y la necesidad de continuar los trabajos de consolidación del suministro pueden provocar cortes concretos en la zona afectada, según la compañía. Ésta había recibido hasta ayer 140 reclamaciones, 11 de ellas presentadas en las oficinas móviles instaladas en el paseo del Prado.

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Nada más producirse el apagón causado por el devastador incendio ocurrido en la subestación, una de las principales preocupaciones de la compañía fue devolver lo antes posible la energía a los miles de usuarios que sufrían el apagón subsiguiente.

El primer camión, cargado con generadores y transformadores eléctricos, llegó el jueves a las 14.00, sólo 20 minutos después de iniciarse el incendio. El cercano Ministerio de Sanidad y Consumo, en el paseo del Prado, y el Hotel Palace fueron los primeros clientes en recuperar el suministro.

Pero el resto de los usuarios fue recuperando la luz a trompicones. Desde el Hotel NH Nacional, en el número 48 del paseo del Prado, hasta otros muchos abonados de la calle de Atocha tuvieron que resignarse a recuperar la luz a las 18.00 de ayer, es decir, más de un día después que el lujoso Palace y que el Ministerio. Sin embargo, aunque toda la manzana estaba a oscuras, la hamburguesería Mc Donald, en la misma esquina y rodeada de oscuridad, servía luminosa sus Big Macs, patatas y refrescos gaseosos con total normalidad.

Fiesta en la discoteca

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La misma noche del incendio, la macrodiscoteca Kapital, en la esquina de Atocha con la calle de Cenicero, estuvo llena de clientes hasta altas horas de la madrugada, bailando al son de la música. "Encima, tuvimos que soportar eso", se quejaba ayer una vecina cuya paredes dan directamente a la discoteca.

Los operarios del camión de Unión Fenosa no pasaron mejor noche que esta vecina. "Tenemos que seguir aquí dando servicio, vigilando las máquinas, echando gasoil...Sabemos cuándo llegamos, pero no cuándo nos iremos" se lamentaba Javier. Él y su compañero apenas se han movido de la acera que hay frente al Ministerio. Unión Fenosa no les ha facilitado habitación en ninguno de los tres hoteles, de la cadena NH, en la que la empresa está realojando a los más de 150 afectados que desde el jueves han solicitado este servicio. Los operarios duermen desde entonces -"y hasta que nos toque"- en el mismo camión-unidad móvil desde el que suministran electricidad a las dos manzanas de viviendas.

Los que tampoco podrán volver a casa hasta que finalicen las tareas de desescombro y demolición de la subestación, que empezaron en la tarde de ayer, son los vecinos del número 6 de la calle de Cenicero y del número 26 de Almadén. "Yo lo único que quiero es subir a regar mis plantas" decía un vecino a primera hora de la mañana.

Entre las 30 familias que habitan los dos inmuebles desalojados, las hay que han preferido acudir a casa de familiares y amigos, pero la mayoría están alojadas en el NH Nacional. Ayer aún acudían a sus viviendas, y entre charcos de barro, cristales rotos, escombros, y olor a petróleo quemado, recogían sus enseres.

Para Adrián Yonut, de 24 años, y su familia, la de ayer volvió a ser una jornada maratoniana. Esta familia rumana deambulaba por el hotel, "confundida" y conmocionada, tratando de formalizar sus reservas. Adrián, con dos pequeñas maletas ancladas a un carrito, y sus zapatillas de deporte en una bolsa del Carrefour, salía del número 6 de Cenicero, buscando una de las unidades móviles que el Samur Social tiene instaladas en la zona para atender a los afectados. "Hoy tampoco he conseguido encontrar a los operarios de Unión Fenosa", se quejaba el joven, un tanto despistado. "No he dormido nada, y en mi casa el agua me llega hasta las rodillas. Además, anoche tardaron más de tres horas en servirnos la cena".

Adrián y su familia estuvieron hasta pasada la media noche del jueves esperando en el hotel del paseo del Prado a que se les asignara una habitación. Cuando les llegó el turno, el hotel estaba ya abarrotado, por lo que tuvieron que coger su coche para trasladarse hasta el NH Príncipe de Vergara. La familia había abandonado su bajo de Cenicero a las 13.45 del jueves, "con lo puesto". "Nos pagarán las facturas que presentemos, pero salimos de casa corriendo, y no teníamos dinero. Cuando nos sirvieron la cena en el hotel, yo ya llevaba más de 12 horas sin comer", recordaba indignado.

Carnes y helados a la basura

Eduard, el vendedor de helados y bebidas frescas en un quiosco montado en la esquina del paseo del Prado con Atocha, calcula que habrá perdido, "sólo en mercancía" unos 600 euros. "Y otro tanto en ventas, que durante el fin de semana son entre 500 y 600 euros al día". Aún así era capaz de ofrecer a sus sedientos clientes botes de refrescos a una temperatura razonable. "Nos salvó que, cuando ocurrió el apagón, las cámaras estaban muy fuertes. Porque aquí, a partir de las cinco de la tarde, el sol pega muy fuerte" explicaba. Sus cámaras frigoríficas siguen vacías.

La luz tardó en llegar en toda la manzana, pero los más afectados fueron los vecinos y establecimientos que están entre el NH Nacional y la calle de Atocha. El mesón castellano La Pilarica, en el número 40 del paseo del Prado, "tiró a la basura" los 45 menús preparados para clientes que nunca llegaron. En el Museo del Jamón, había cinco mesas ocupadas a las tres de la tarde de ayer. Sus clientes, disfrutaron casi en la oscuridad, de una comida íntima. Eso sí, embutido, y ensaladas. Sólo platos fríos, debido a que el establecimiento carecía de energía.

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