Profesores interinos
En el reportaje publicado el pasado domingo sobre el profesorado interino de la enseñanza pública que va a decaer de la estabilidad se alude al sindicato que represento y se me cita personalmente. Respetando los sentimientos de quienes allí aparecían y su libertad para expresarlos, creo obligado dar una explicación a sus lectores sobre el contexto en el que se va a dar esta medida.
Nuestro sindicato siempre ha intentado que todos los trabajadores desarrollen su trabajo en las condiciones de mayor estabilidad posible. Fruto de ello han sido los diversos acuerdos que, junto con otros sindicatos, desde 1990 se han venido negociando para el profesorado interino, en los que se garantizaba una continuidad en la contratación a un determinado número de docentes. Lamentablemente, al tratarse de interinos, nunca se ha podido llegar a una situación de fijeza, sino que han sido acuerdos limitados en el tiempo y sometidos a diversas condiciones. En la renovación del acuerdo de 1998, se estableció que para 2001 sería exigible acreditar el Perfil Lingüístico 1 para mantenerse en la estabilidad. No obstante, en el nuevo acuerdo firmado en 2002 por STEE-EILAS, ELA y LAB se aplazó esta exigencia, ampliando hasta 1.500 los docentes beneficiados por la estabilidad hasta el 2004, y marcando como contrapartida la fecha improrrogable del 31 de agosto del 2004 para acreditar este perfil. Ahora, en la negociación del nuevo acuerdo hasta 2006, la Administración ha sido inflexible, condicionando cualquier prorroga de la estabilidad al cumplimiento de las condiciones pactadas.
Siempre es doloroso que algún trabajador vea empeoradas sus condiciones laborales, en especial cuando muchos han hecho un serio esfuerzo por adaptarse a las condiciones exigidas. Por esto, se ha intentado incluir en el acuerdo toda una serie de medidas que permitirán que este profesorado se incorpore de nuevo al colectivo de estables cuando obtenga el perfil exigido, disfrutando del máximo posible de cursos con liberación. El mantenerse en una posición cerrada en contra de ese punto en la firma del nuevo acuerdo hubiera supuesto poner en riesgo la estabilidad no solo de quienes han acreditado el PL1 o PL2, sino también de los mayores de 55 años sin perfil, que quedan protegidos por este pacto.
A pesar de la evolución cada vez más al alza de los modelos euskaldunes, lo relacionado con el euskara y la enseñanza acaba siendo lamentablemente motivo de debate y conflicto. No obstante, esperamos que el lector de su periódico, con ésta y con las aportaciones que otros quieran hacer, pueda tener finalmente un conocimiento objetivo de la realidad existente.
