Mujeres en guerra

Una sola secuencia serviría para desacreditar el esfuerzo que Rosa Vergés hace en esta peripecia, un homenaje a todas las mujeres que viven y sufren las guerras. En ella, la denodada protagonista (Silke), a quien el conflicto ha dejado en la más absoluta pobreza, busca no menos denodadamente al amor de su vida, a quien cree en Francia. Estamos en algún momento del sigloXX, pero desde luego no muy lejos de los años cuarenta. La chica se enrola en la vendimia, la vemos hablar con una colega en un barracón... vestida con una glamourosa combinación de seda, de color verde. Detalles así le hacen mucho daño a la credibilidad general del filme. Se podrá argüir que la voluntad de Vergés no es reconstruir ninguna guerra precisa, sino construir una metáfora sobre la guerra como absoluto. Pero contra su esfuerzo se sitúa nada menos que todo lo que sabemos sobre la Guerra Civil mil veces vista en el cine, nuestra memoria de un evento al que tanto se parece el aquí evocado, y que nos hacen desolidarizarnos con sus personajes por lejanos, por mal construidos: en suma, por incomprensibles.