El grabado atrapa a la danza

¿Es posible conjugar lo efímero de un arte como la danza con el afán de permanencia del grabado? Sí. Ese es al menos el objetivo de Grabatudantza, la performance organizada por el taller donostiarra de gráfica experimental Txokolarte, que se podrá contemplar el sábado en la plaza de la Trinidad de San Sebastián a partir de las 20.00. Si llueve, la cita se trasladará al frontón de Altza y se retrasará a las 21.00.

Ocho bailarines de otros tantos estilos, del clásico al flamenco pasando por el funk, se convertirán en tórculos y, tras impregnar sus zapatos y manos con tinta, irán estampando sus coreografías en hileras de piezas de papel. Al ritmo de un metrónomo, partirán a la vez e irán repitiendo sus movimientos en cada cuadrado de papel hasta completar la serie: 30 de cada tipo de danza.

Y es que se trata de sacar al espacio público la metodología habitual de un taller de gráfica: entintado y estampado. Una metodología que en este caso se traslada a la danza y al bailarín, quien es a la vez matriz y prensa, según explicó ayer Estibaliz Alvárez, responsable de la idea y dirección de Grabatudantza, un proyecto que tiene su origen en una investigación sobre la huella.

La acción-espectáculo, que incluye la exposición y venta de los grabados, está autoproducida por Txokolarte. Aunque han obtenido ayudas económicas de varias instituciones, no han logrado que éstas lo incluyeran en alguno de los eventos culturales que apoyan este verano, como, por ejemplo, Manifesta.