La inteligencia española no creyó en las armas de destrucción masiva de Sadam

Cuando el anterior presidente del Gobierno, José María Aznar, declaraba enfáticamente "puede estar usted seguro de que le estoy diciendo la verdad, el régimen iraquí tiene armas de destrucción masiva" no se basaba en la información que le facilitaba el principal servicio de inteligencia del Estado. Según pudieron comprobar ayer los miembros de la comisión de investigación del 11-M, el servicio secreto español, al contrario que sus homólogos estadounidense y británico, nunca afirmó que el régimen de Sadam Husein tuviera un arsenal de armas de destrucción masiva, listas para ser utilizadas, sino sólo "alguna capacidad para desarrollarlas" y la posibilidad de haber producido agentes biológicos "en pequeñas cantidades", lo que es muy diferente.

Así figura en un informe fechado el 16 de septiembre de 2002, seis meses antes de la invasión de Irak, en el que el CNI pasaba revista a los programas de armas del régimen iraquí:

- Misiles: "No cuenta con instalaciones para producir misiles de largo alcance y necesitaría varios años para reconstruir el utilizado en el pasado. Podría llegar, en ausencia de controles, a producir un misil de largo alcance, mayor que los permitidos, en un plazo de cinco a siete años".

- Armas nucleares: "Tiene altos conocimientos, pero no le es en absoluto fácil adquirir el material fisible necesario para su fabricación".

- Armas químicas: "Podría haber reanudado su programa, pero depende del exterior para equipos y personas".

- Armas biológicas: "Tiene capacidad de producción y disponibilidad de materiales, pudiendo haber llegado a producir pequeñas cantidades de agentes de carácter militar".