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Columna
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Cómo exterminas

No lo dejas tranquilo ni esos días que se ha tomado de descanso, en su apartamento. Cuando lo visité, de arroz a banda, nada: amolaba un cuchillo de obsidiana, mientras escuchaba las viejas trompetas de Jericó: Espero que toda la infamia de ese muro se precipite sobre Ariel Sharon, y aplaste al gusano que medra en el hueco de su corazón. Estaba pálido y bíblico. Y a su padre lo reventaron los nazis en Mauthausen, no por judío, que tampoco le hubiera importado, sino por republicano y maquisard, que sólo proclamarlo da gloria. Y él sabe muy bien cómo te las gastas, y qué perfección has alcanzado en el ejercicio del terror. Afirma que eres todo un miserable virtuoso, como tantos. Él ha seguido tus huellas de botas empapadas de sangre, por el Líbano, por Beirut, en cuyo plano indagó Sabra y Chatila, y lo supo en el hedor de la matanza, años atrás, de miles de inocentes, en aquella operación de vileza que tú organizaste, Sharon, tan tronante en la cúpula de la cobardía, del odio y del genocidio, y tan cerca de donde se consumaba el sangriento sacrificio de criaturas indefensas. Te quiere ver ante los tribunales internacionales, por crímenes contra la humanidad, por vulnerar el derecho a la vida del pueblo palestino, por negarle la paz, la tierra, el hogar, el olivo; y muchos más también lo queremos. De pronto, se sienta frente a su ordenador y escribe un mensaje al abogado y profesor de Derecho Europeo, Chibli Mallat, en Beirut. Él, me comenta, me mostró, en su bufete, el escalofrío de los testimonios y de las pruebas de la escabechina, todo un universo de ignominias, ya lo sabes. Luego, toma su toalla de baño, un block de notas, el transistor, y me dice: Vamos. Bajamos y se tumba en la arena. Ya ves, La Haya sentencia que el muro es ilegal, pero Sharon y su gobierno, ni caso: son unos delincuentes internacionales, unos terroristas de Estado. Al fin, se calma y sonríe cuando dibuja con su esperanza de verso apasionado un apunte de Neruda, y escribe "en el corazón del verano" y tu memoria de lámpara, en esa ola y en la siguiente.

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