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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Oposiciones injustas

Hace unos días leía en un artículo de EL PAÍS la enorme influencia que el azar tenía en el futuro de un opositor de enseñanza, unas simples bolas pueden determinar el futuro del opositor. Hasta aquí nada que añadir, pero por desgracia no se acaba aquí la historia. Resulta, que si tienes la mala fortuna de leer tu examen a las 14.00, cuando todo el mundo ya lo ha hecho anteriormente, los señores/as del tribunal, ajenos a la enorme trascendencia que para el opositor supone esos difíciles momentos, prefieren entretener su mente en lo que le espera para comer, en la película que van a ir a ver por la tarde al cine o en la partida de tenis con el vecino. Resultado: uno más al hoyo, da igual las horas que hayas pasado estudiando, preparando temas, consultando bibliografía, noches casi en vela ante la ansiedad que un examen de estas características supone para cualquiera.

Llegas el día de la prueba pensando: "El año pasado lo tuve cerca, saqué más de un nueve en la parte teórica, si lo hago igual no habrá problema...". Después de todo haces el examen escrito y todo sale como lo habías previsto: el tema lo dominas a la perfección al igual que el supuesto práctico. Días después lo lees increíblemente bien, aunque un presidente maleducado hace un ¡uf! cuando terminas. La seguridad con la que lo has hecho y el contenido de tu examen se convierte en una garante claro para saber que lo has superado. Pero llega el día de la nota y ¡zas! ¡un mísero cuatro! La primera reacción de incredulidad se convierte en la más absoluta impotencia y desolación.

Luego tratas de recapacitar y reflexionar, justificando lo injustificable: "¡claro, a las dos de la tarde y el primer día de rebajas!, ¿qué podía hacer yo? ". Y lo peor, te quedas con la amarga sensación de que realmente daba igual lo que hubieses escrito, al fin y al cabo has leído para las cuatro paredes. Entras ya a la lectura con la nota prácticamente puesta en las agotadas mentes de los miembros del tribunal, de nada ha servido el enorme esfuerzo que has realizado durante todo el año.

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